Los intentos para renovar a la dirigencia nacional de Morena de manera autónoma, legal y legítima fracasaron. Entre disputas, acuerdos y desacuerdos, acusaciones y procesos ante los tribunales electorales, las diferentes corrientes al interior del novel partido más poderoso de México, solamente las llevaron a terminar más enfrentadas, dando un bochornoso espectáculo a sus militantes, simpatizantes y al electorado en general sobre su incapacidad para ponerse de acuerdo, cuando se trata de lucha por ocupar los espacios de poder y el manejo de los recursos económicos. Las cúpulas morenistas tuvieron que solicitar al Instituto Nacional Electoral, que se hiciera cargo de su proceso para renovar sus órganos nacionales de dirección partidista.
Justo ahora que inicia formal y jurídicamente el proceso electoral federal y local, con hasta el momento ocho partidos políticos nacionales que tendrán registro vigente ante el INE y 20 que competirán en el estado de Morelos, el instituto político mexicano con mayor peso específico, Morena, se lanza a una inédita apuesta para la renovación de su dirigencia nacional.
La presidencia y la secretaría general en disputa, del partido que se ha autoerigido como “La Esperanza de México” serán asignadas conforme a los resultados de las encuestas que ordenará el Instituto Nacional Electoral a las casas encuestadoras que sean seleccionadas a través del procedimiento técnico conocido como insaculación.
Los representantes de las firmas incluidas acordarán los detalles técnicos y metodológicos de los estudios que se lleven a cabo, a fin de que nadie se llame sorprendido o engañado, que nadie pueda acusar que hayan sido, como se le dice comúnmente, cuchareadas, y las distintas corrientes al interior de ese partido político queden conformes con una nueva dirigencia que cuente con la legalidad y la legitimidad que tanto le urge para enfrentar el reto que representan las próximas elecciones.
La mayoría de los personajes involucrados en el proceso de renovación han manifestado su aceptación del procedimiento que estará a cargo de la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE y que se espera concluya en su totalidad, y por mandato de una sentencia judicial, el 5 de octubre.
No veo más que dos escenarios posibles para esas fechas: o bien los participantes aceptan los resultados de las encuestas y otorgan su apoyo a la fórmula ganadora, con el ánimo de sacar a su partido de la crisis en que se encuentra y darle posibilidades de fijar un rumbo ordenado que les permita refrendar la confianza que le entregaron los electores en las elecciones del 2018, o bien, fieles a su costumbre de no aceptar los resultados si no les favorecen, uno o más de los candidatos vuelven a dar a la sociedad, ya más que una impresión, la confirmación de que su luchas internas no tienen remedio ni final. Sobra decir que el segundo escenario abriría la posibilidad de que varios de los activos políticos de Morena buscaran otras opciones partidistas para obtener candidaturas e incluso optaran por la vía de las candidaturas independientes.
Para iniciados
Vaya que se va a poner bueno el proceso electoral, con autoridades administrativas y jurisdiccionales, o sea el INE y el TEPJF, que hasta el momento han dado claras muestras de autonomía e independencia. Que a Margarita Zavala le hayan negado el registro de su partido en el INE y al presidente de la República le hayan confirmado que el spot donde aparece el Papa Francisco sale definitivamente del aire, son decisiones que van a causar polémica y molestia en más uno, pero que hablan muy bien de la independencia con que se están conduciendo ambas instituciones.
Excelente lunes.
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