La ambición es traidora, combinada con el poder puede significar una debacle. La mayoría de los casos en dónde se conoce del crecimiento desmedido en fortunas de personas dedicadas al servicio público, salvo honrosas excepciones, son producto precisamente de ese deseo intenso y vehemente de conseguir riqueza, poder o fama.
En ese mismo sentido, tal cual lo plantea en su obra “El Ciudadano contra los poderes”, Alain de Botton, «todo poder sin control enloquece». En otras palabras, quien ejerce el poder sin límites cae en la locura al tomar sus decisiones.
En Morelos durante dos gobiernos, el de Graco Luis Ramírez Garrido Abreu y Cuauhtémoc Blanco Bravo, no solamente ha existido la ambición y poder sin control, sino que estos factores son compartidos con familiares. En el caso de Graco con su hijastro Rodrigo Gayosso Cepeda y en el de Cuauhtémoc con su medio hermano Ulises Bravo Molina.
Podría decirse que la ambición y el poder sin control se dividieron; pero por el contratrio, se multiplicaron. La influencia de los familiares en la cosa pública, en estos dos casos particulares, tuvo y tiene, consecuencias en el ambiente político.
Además, ambos “personajes” han demostrado su “inquietud” en la organización de espectáculos, conciertos y/o festivales en diversos foros propiedad del gobierno estatal.
Recordamos las adecuaciones a la conocida Arena Teques en los tiempos graquistas, para la que fue contratado el artista poblano Boris Viskin cuya obra quedó precisamente en la explanada del área. Este espacio se encuentra en el municipio de Jojutla, al sur de la entidad.
Ahí se realizaron entre otros los conciertos de Plácido Domingo, Sting, Emmanuel y Mijares; ahora durante la gobernanza cuauhtemista se suman los de Christian Nodal en el estadio Centenario, el Buki en el estadio Coruco Díaz y ahora un Festival de Parrilleros en la misma Arena Teques.
En el caso de Rodrigo Gayosso, inclusive se contratró en la Secretaría de Cultura a una persona que se dijo especializada en el tema y con los “contactos” para generar contrataciones de alto nivel: Nina Alejandra Serratos Zavala. La realidad es que los precios comerciales, de todos conocidos, fueron inflados y ahora forman parte de denuncias presentadas ante la Fiscalía Anticorrupción; Serratos Zavala logró colocarse al finalizar aquel sexenio en el Instituto Nacional de Bellas Artes y se desempeña como Coordinadora Nacional de Danza.
Es muy problable que los espectáculos sigan ofertándose dentro del Estadio que ha recibido críticas del Gobernador en el sentido de que fue mal construido, en un alto costo, y que además se estaba “cayendo”. El Gobierno de Morelos, a través de sus redes sociales detalló que el Buki estrenó ese escenario que será sede “de una serie de conciertos planeados por el gobierno de Morelos a favor de la sana recreación, en la lógica de reconstruir el tejido social”.
Esta aseveración obliga a conocer si los artistas son contratados con dinero público o a través de inversionistas que por lógica buscan el lucro. Si es a través de una empresa… ¿Cuál es el beneficio económico para el estado? ¿Cuáles son las condiciones de la contratación de los espacios públicos? ¿Quiénes son los actores que desde el gobierno están en este negocio? ¿Ulises Bravo Molina y Edgar Riou Pérez son los empresarios del espectáculo?
Ahora bien, si estos artistas son pagados con dinero del estado, desafortunadamente para los medios hermanos la Suprema Corte de Justicia de la Nación mantuvo cerrada la opotunidad de las libres transferencias en el Presupuesto 2023; dudamos que el Congreso apruebe estas partidas que buscan la “sana reacreación”.