“Sí me faltaras, no voy a morirme,
sí he de morir, quiero que sea contigo”
Pablo Milanés QEPD
La planeación es fundamental en toda acción, en todo proyecto, en todo programa que se vaya a desarrollar en cualquier ámbito.
Andrés Manuel López Obrador ha tenido todo para hacer un buen gobierno: la población que lo sigue y lo admira, disposición para el cambio, mayoría en el congreso, relativa oposición. Es preocupante que haya cometido errores que se le están revirtiendo; sorprendió su improvisación y lo peor que constantemente haya tenido que reencausar su actuación.
A lo largo de su gobierno ha habido decisiones aceleradas, producto de lo que le resulta deseable o agradable de imaginar, en lugar de basarse en las evidencias o racionalidad, es decir de basarse en la PLANEACIÓN. Porque detrás de lo anunciado no hay una coherencia económica defendible, sino una intención política cuestionable.
Cierto que AMLO heredó un gobierno pésimamente administrado, exprimido por la corrupción y por consecuencia endeudado. Su margen de acción era estrecho la que, con planeación hubiese tenido grandes oportunidades para superar la crisis.
La 4T supuestamente pretendía mejorar, no empeorar, prometía corregir, no ahondar en el error, el presidente confió más en su conciencia que en la teoría; apostó a su voluntad sobre la realidad. Escuchó la adulación y no a los cuestionamientos y recomendaciones, aunque fueran con buenas intenciones.
En las mañanas con toda seguridad sale, anuncia, decreta y promete con una visión presidencial irreal. Una visión no consultada con su gabinete al que incluso debate, niega, le ordena, desechando sus argumentos sean válidos o no.
AMLO puso en sus lineamientos básicos de su Proyecto Alternativo de Nación: “En el terreno de lo programático, actuaremos con el mayor realismo político. Nada de ocurrencias o engaños; habrá claridad de propósitos, estrategias bien definidas, prioridades y metas de corto, mediano y largo plazo. Un gobierno debe convocar a la esperanza, pero sin caer en falsas promesas, porque perdería autoridad moral y terminaría enredado en su propia demagogia”.
Importantes colaboradores y compañeros de muchos años en la búsqueda de transformar positivamente al país, han renunciado o han sido decorosamente separados, es más varios hasta han repudiado a la deteriorada amistad.
Divorcio que va más allá de la esencia pura, es una denuncia de aquello que está sucediendo hacia el interior del gobierno, denota la mala administración, la carencia de planeación en el escenario económico haciéndolo prevalente sobre lo social. Es una sensata crítica al pésimo modelo de gobierno implementado por López Obrador.
Con la falta de planeación, los recursos públicos en todos los rubros han disminuido en términos reales de manera sistemática; es decir, lo que se concedió en la ley se eliminó en el presupuesto. Hoy, Hacienda por atributo, y la SEDENA por metiche designado presidencialmente, meten mano indiscriminadamente en el Presupuesto general de la nación.
Este divorcio debe ser auscultado por varios especialistas en lo médico, en lo social, en lo político y en lo económico, diagnosticar en AMLO hasta donde puede ser una esquizofrenia o una demencia y de evaluar hasta donde padece del Mito de Narciso.
Andrés Manuel López Obrador ha lamentado las renuncias y celebrado con sarcasmo y mutismo, los divorcios y las separaciones, pero dijo que no comparte sus versiones, nadie puede decir las verdades porque incomodan; si la separación no es definitiva o se trata de premiar a cierto personaje, AMLO explora otras posibilidades donde colocarlo, en el propio gobierno o en representaciones de México en el extranjero.
Gerardo Esquivel, reconocido economista mexicano, quien fue, hasta hace poco subgobernador del Banco de México desde enero de 2019 y formó parte de la campaña presidencial de López Obrador en 2018 como asesor económico, es el último ejemplar de esos divorcios simulados, al haber sido enviado a la guerra y sin fusil.
El presidente de México lo propuso candidato a presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde el brasileño Ilan Goldfajn fue electo con el 80% de los votos sobre Esquivel que solo obtuvo el 8,21%. De inicio, los analistas financieros internacionales dijeron que había muy poca probabilidad de que el mexicano surgiera. AMLO a manera de justificación se quejó diciendo “Es lamentable que esto siga pasando, no hay cambios y vamos a buscar opciones, desde luego consultando a Gerardo, que es un buen servidor público”.
Percibo que Esquivel tendrá el mismo futuro que Arturo Herrera, ex secretario de Hacienda y casi gobernador del Banco de México, en donde ambos no se sujetaron a las pretensiones del Emir de Macuspana, hoy lamentablemente formarán en las filas de la RENATA la Reserva Nacional de Talentos.
No estoy de acuerdo en las formas viscerales con las que se ha tratado de imponer, no instaurar, a través de la 4T el Proyecto Alternativo de Nación. Todo proyecto merece ser planeado para poder ser controlado.
Amigos les dejo un saludo con afecto.