Sin duda, la desaparición de una persona es un acontecimiento que genera momentos de mucha angustia y desesperación. Los segundos del reloj se vuelven eternos hasta en tanto no se obtenga información que facilite la localización de la persona buscada, lo que se incrementa aún más si se tiene alguna relación de afinidad familiar y/o afecto con ella. Pero, ¿Sabes qué hacer o ante quien acudir, cuando desaparece un ser querido?
En las últimas décadas, la desaparición de personas se ha incrementado sustancialmente. Datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas del propio Gobierno de México reporta que, desde el 15 de marzo de 1964, (cuando comenzaron los censos), hasta el año 2022, se desconoce el paradero de 100,012 personas. En el Estado de Morelos, de acuerdo a los datos públicos del mismo Registro, en lo que va del año se han denunciado 708 casos de personas no localizadas, entre ellas 67 niñas, niños y 196 adolescentes.
Por la gravedad de lo expuesto, es necesario definir cuáles son las acciones que deben adoptarse en este tipo de situaciones. Primero, al percatarse de una desaparición de forma inmediata se debe contactar a las personas cercanas a la desaparecida, para asegurarse de que no está con ellas o si han tenido comunicación. También se deben revisar sus redes sociales y verificar si existen pistas sobre su posible ubicación. En caso de que persista la desaparición se deberá acudir ante la Fiscalía Especializada en Desaparición Forzada de Personas y por último presentar un reporte ante la Comisión de Búsqueda de Personas de la entidad donde hayan sucedido los hechos. Además, se debe obtener una fotografía, y describir los datos, características físicas, señas particulares y última vestimenta de la persona, pues dicha información se entregará a la Fiscalía, como lo prevé el artículo 106 de la Ley general en materia de Desaparición Forzada de personas.
Una vez hecha la denuncia, la Autoridad Ministerial está obligada a implementar las acciones de búsqueda inmediata, entre ellas la localización de equipos telefónicos o incluso el desahogo de cateos en domicilios particulares, si se infiere urgente. No obstante a ello, si bien es importante dar seguimiento al asunto y participar en la difusión, también lo es que los denunciantes deben respetar los protocolos que la institución indique, para así evitar una posible revictimización, tal es el caso de sujetos desconocidos que pueden aprovecharse de los ofendidos y requerir dinero a cambio de entregar información falsa, por lo que debe ser el personal capacitado, quien atienda las llamadas, pues solo así se obtendrá información de verdadera utilidad al caso.
Por infortuna, este tipo de delitos se comete en personas de todas las edades, géneros y clases sociales; sin embargo, las personas más vulnerables resultan ser las niñas y niños. Por ello, es necesario que los padres se abstengan de compartir información de los infantes en redes sociales y evitar que los niños salgan a la vía pública solos. Debe además enseñarles a no acercarse a desconocidos, aunque los llamen por su nombre, no abrir la puerta del hogar, ni aceptar regalos y lo más importante, que si se sienten en peligro deben gritar y pedir ayuda. Esto es así, ya que recordemos que la responsabilidad en la crianza es deber de los padres, quienes somos los únicos encargados de procurar la integridad física, salud, educación y unión familiar, pero más importante es velar por su integridad física y felicidad.