Cada vez que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se encuentra en la encrucijada de aceptar o no que las decisiones de su gobierno en los temas más relevantes de los últimos dos años y medio -seguridad, salud y economía- han sido equivocadas, opta por atacar, por señalar, por endilgar culpas bajo su ya muy conocido discurso ideológico de confrontación y polarización.
López Obrador se lanzó ayer, de un tirón, contra la UNAM, contra los productores de tortillas de maíz -alimento esencial para los mexicanos- y contra quienes cuestionaron la contratación de médicos cubanos en lugar de connacionales, bajo el argumento de que no hay médicos suficientes en el país. Lo había hecho antes contra los que señalaron las vejaciones a las que han sometido grupos del crimen organizado a militares, diciendo que también hay que protegerlos, que son seres humanos.
A la máxima casa de estudios de México, cuyos profesores, investigadores y alumnos se entregaron con pasión y decidido compromiso desde el inicio de la pandemia de COVID-19, que estuvieron en la primera línea de contención, les reprochó el haberse ido a sus casas. Ya la UNAM le respondió al presidente, dejando claro que los sucesos no fueron como él los cuenta.
Todas las áreas de la institución que pudieron contribuir lo hicieron, con dedicación y compromiso. Fueron las autoridades de su gobierno las que pusieron las reglas y restricciones, además de no garantizar la seguridad de los universitarios, pues faltaba de todo, desde mascarillas hasta ventiladores mecánicos.
Por lo que toca a la contratación de médicos cubanos, por cierto, muy bien pagados, y a la compra de las vacunas que se usarán en menores de edad, nadie se opone a que se apoye a países o pueblos que viven en peores condiciones, pero primero debería solucionar las problemáticas internas. Actúa como si ya todos los médicos mexicanos tuvieran empleo cuando la realidad es que hay muchos de ellos que no encuentran un empleo digno.
Y, a los productores de tortillas, los conminó a hacer patria, a poner de su parte para que no sigan subiendo los precios de tan fundamental alimento, como si ellos fueran unos más de los responsables de la escalada inflacionaria, cuando la realidad es que también son víctimas de la errática conducción de la economía y de la pésima estrategia del gobierno para echar adelante la recuperación económica. ¿O qué, se trata de que los tortilleros no tengan ganancias, que su situación empeore, para que no suban los precios y así el presidente diga que son unos héroes por haber aceptado estar cerca de cerrar sus negocios?
A Andrés Manuel o le informan mal o miente a propósito. Tuerce la realidad. Confronta y agrede. Alguien a quien escuche, debería decirle que no son los universitarios, ni los médicos, ni los tortilleros, ni los mexicanos que se están dando cuenta de la realidad los que están mal, sino su gobierno, sus decisiones y su ideología.
Y para iniciados
Hoy presentará su informe el saliente presidente del TSJ, Rubén Jasso Díaz. Ya nos sabemos esa de que se ha hecho y avanzado bastante, pero tienen conciencia que falta mucho por hacer. La cuestión es cómo va a responder al índice de Estado de Derecho en México 2021-2022, que publicó el World Justice Proyect, mismo que ubica a Morelos como el segundo peor evaluado entre todas las entidades federativas. Ya veremos si lo que informe corresponde o no, explica o no, justifica o no. Eso sí, la pasarela de lambiscones no habrá de faltar.
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