En seguimiento a la columna anterior, que titulé AEROPUERTO CUERNAVACA, hoy quiero retomar otros antecedentes, la mayoría vinculados a hechos de corrupción y a la historia del narcotráfico en nuestra entidad federativa. Por eso y muchas otras causas, dicha terminal portuaria nunca ha dejado de ser un “elefante blanco”, como quizás se transforme a mediano plazo el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, inaugurado el lunes con bombo y platillo en Ciudad de México. Asimismo, es importante recordar que el aeropuerto de nuestra capital se ubica sobre terrenos otrora propiedad del municipio de Temixco, concretamente en el pueblo de Tetlama, y lleva aún la denominación de AEROPUERTO INTERNACIONAL “MARIANO MATAMOROS” DE CUERNAVACA.
El aeropuerto siempre se ha caracterizado, como ya lo indiqué, por ser un “elefante blanco”, que sirvió para el surgimiento de nuevos ricos y múltiples actividades delincuenciales. Nunca para nadie ha sido secreta la utilización de su pista para el aterrizaje y despegue de aviones cargados de droga y armas, en diferentes sexenios.
Tuvo algunos momentos de reactivación económica, con la operación de aerolíneas regionales, cuya vida sobre territorio morelense fue efímera. Algunas de ellas se acostumbraron a recibir el pago anticipado de determinada cantidad de vuelos, con cargo al erario estatal. Llegaron a establecerse rutas manejadas por grandes empresas, que de inmediato se fueron al constatar que Morelos no sirve como destino de negocios, ni tampoco cuenta con la infraestructura turística, en cuanto al número de cuartos de hotel y atractivos, a fin de competir con emporios de playa o sitios semejantes a Monterrey, Guanajuato, San Luis Potosí y Querétaro, por citar solo unos ejemplos.
Sume usted la mala fama de la terminal portuaria, como nido de grupos criminales, aliados a ciertas aerolíneas, de lo cual abundan los testimonios en las hemerotecas. Se sabe que consorcios importantes como Aeroméxico y otros más nunca aceptarán volar hacia este aeropuerto debido a que sirvió, como ya se dijo, para el trasiego de drogas, lo cual era bien conocido por los gobernantes en turno.
Desde su construcción en 1988, durante el régimen del doctor Lauro Ortega Martínez, hasta las administraciones de Marco Adame Castillo y Graco Ramírez (periodo 2006-2018), los morelenses constatamos mil esfuerzos por reactivar el “Mariano Matamoros”, pero jamás prosperaron a largo plazo, simple y sencillamente porque ahí se cumplió el antiguo adagio mexicano de que “origen es destino”. La multicitada pista aeroportuaria no sirve, ni siquiera como terminal alterna de carga para el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, aunque en tiempos de Felipe Calderón (2014) dizque se integró a una red aeroportuaria constituida por 15 terminales aéreas en total, que servirían para descongestionar el Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” de la Ciudad de México.
El 11 de abril de 2015, el cronista de Cuernavaca, Carlos Lavín Figueroa, recordó su tiempo como administrador del “Mariano Matamoros” durante el sexenio de Antonio Riva Palacio (1988-1994) y dos años del cuatrienio de Jorge Carrillo Olea (1994-1996). Para “Diario de Morelos” escribió que alguna mañana arribó al aeropuerto un lujoso automóvil Lincoln con tres personas a bordo, introduciéndose hasta la pista donde se encontraba estacionado un jet privado. Lavín escuchó decir a un asistente suyo: “Es el ‘Güero’ Palma”.
Se trataba, efectivamente, de Jesús Héctor Palma Salazar, sentenciado en 1995 a 36 años de cárcel en la prisión de Atwater, California. Antes de ser capturado y extraditado a EUA bajo acusaciones de narcotráfico era uno de los principales líderes del Cártel de Sinaloa. Durante el sexenio de Riva Palacio y el primer trienio de Carrillo Olea era común verlo en el “Mariano Matamoros”. Lo mismo sucedía con “El Señor de los Cielos”, Amado Carrillo Fuentes, quien varias veces fue recibido ahí por el entonces gobernador Jorge Carrillo Olea (1994-1998).
A pesar de todo lo antes dicho, desde el Poder Ejecutivo morelense se ha pretendido atraer aerolíneas, a fin de reactivar el aeropuerto, donde hoy descienden y despegan vuelos privados supervisados por la Guardia Nacional y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Recuérdese, asimismo, que el 21 de septiembre de 2020, personal del “Mariano Matamoros” informó que dos pilotos no autorizados sustrajeron, sin abrir algún plan de vuelo, un jet Hawker 700, que se encontraba en el hangar FBO de la empresa ICCS. El mismo día, dicha aeronave se estrelló cerca de alguna población de Guatemala, sin saberse jamás lo que realmente ocurrió pero que, sin duda alguna, se derivó de hechos bastante irregulares.
Funcionarios del Ejecutivo estatal, a cargo de Cuauhtémoc Blanco, se han reunido infinidad de veces con representantes de aerolíneas, para reactivar la multicitada terminal portuaria y reiniciar ciertos vuelos comerciales hacia distintos puntos del país. Esos servidores públicos estuvieron en noviembre de 2019 con Carlos Alfonso Morán Moguel, a la sazón subsecretario de Transporte de la SCT, a fin de revisar el proyecto que permitiría al aeropuerto “estar en condiciones óptimas y ser más atractivo para las aerolíneas comerciales”. Dicho funcionario federal aseguró que existía la posibilidad de reactivar vuelos otrora existentes, como sucedió en operaciones hacia Guadalajara, Monterrey e incluso a Tijuana. Pero hasta ahora, los proyectos no se han cristalizado.
A propósito de la columna anterior fui consultado por muchísimas personas sobre la posibilidad de que vuelvan a operar aerolíneas con vuelos importantes en el “Mariano Matamoros”, pero mi respuesta fue la misma para todas y todos: “No hay indicios oficiales de que esto se reactive, a corto y mediano plazo”. Sin embargo, todo puede suceder. Así que, esperemos para ver y después diremos.