Regresando al tema de las mujeres y las violencias, hoy comentaremos acerca de la problemática que enfrenta este país.
Hablamos del tema, pues no se ve manera de superarlo, y ojalá este sea un tema también fundamental en las agendas de quienes pretenden acceder a los cargos de elección en estas próximas elecciones.
Son muy pocas las fiscalías y ministerios públicos que entienden y atienden correctamente los protocolos de atención e investigación de delitos en contra de la mujer.
En 2023 se registraron alrededor de mil víctimas por feminicidio a nivel nacional, mientras que en tan sólo en enero a la marzo pasado, en Morelos se han registraron 24. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, ese mismo año se registraron más de 82 mil denuncias de diversos delitos sexuales.
Más allá de enumerar cifras y datos, los cuales, por cierto, son moderados de acuerdo con estimaciones de colectivos de la sociedad civil, esas cifras negras que se desconocen, gracias al subregistro de casos ocasionado por deficiencias institucionales, revictimización y tristemente miedo. Así como miedo al agresor, a las represalias, a la falta de un entorno digno, seguro y mucho menos equitativo; además del estigma con el que, desafortunadamente, se tiene que vivir, incluso dentro del núcleo familiar, siendo mujer en México.
Si bien existen avances en aspectos de paridad de género en temas institucionales en lo político o legislativo, es una realidad que la consideración que tiene el Estado ante las problemáticas multisectoriales de las mujeres es nula.
Desde el Poder Ejecutivo que invisibiliza lo sustantivo del movimiento feminista, para acotar la lucha sólo a eventos vandálicos, pasando por los consejos de administración empresariales fiscalías locales, estatales y general, incapaces de mitigar la inequidad y más inquietante violencia, su victimización y la impunidad feroz que nos alcanza a todas.
Penosamente, ya lo decíamos, son pocas muy pocas, las fiscalías y ministerios públicos que entienden correctamente los protocolos de atención e investigación de delitos en contra de la mujer y sus familias, y es por ello que es imperante desarrollar e implementar pedagogía del fenómeno, tanto para autoridades, sociedad civil y medios de comunicación, los cuales juegan un rol decisivo en la forma en que atienden las instancias encargadas de impartir justicia y la formulación de la opinión pública.
Mientras sigan permaneciendo estas carencias estructurales que impidan las condiciones de equidad y seguridad para la mujer, así como la visualización de estas carencias sólo los 8 de marzo, y los 25 de noviembre, que son los días estandarte de las mujeres contra la violencia, estaremos condenados a repetir las dinámicas que nos tienen en esta crisis social.
Aquí les dejamos la reflexión de la semana.