Uno de los problemas más grandes a los que se enfrenta la sociedad mexicana, es la desigualdad que existe en el acceso a la educación, principalmente cuando se trata de grupos vulnerables, como lo son las comunidades y zonas rurales del país. Por lo que, aún y cuando la educación es un derecho que se encuentra consagrado en el artículo tercero de la Constitución Política Federal, así como en los diversos tratados y convenciones internacionales de los que el Estado Mexicano forma parte, lo cierto es que, este derecho no se encuentra plenamente garantizado. Ello se materializa de distintas formas, pues es un hecho notorio la falta de infraestructura en muchas zonas de la República Mexicana, principalmente en las comunidades de difícil acceso, en las cuales, no se cuenta con espacios apropiados para poder tomar clases, a ello se suma la falta de personal docente, recursos materiales, así como la falta de actualización de programas y planes de estudio. A manera de ejemplo, de acuerdo con el informe diagnóstico del Derecho a la Educación del Consejo Nacional de Evaluación Política de Desarrollo Social, se tiene que en México alrededor de 1.4 millones de niños y jóvenes de edad estudiantil invierten tiempos excesivos en el traslado a sus instituciones. Además 2 de cada 10 alumnos no cuentan con mobiliario básico, solo 4 de cada 10 escuelas cuentan con computadoras e internet, incluso 3 de cada 100 instituciones no tienen sanitarios. Por otra parte, aun y cuando exista un avance tratándose de inclusión, cierto es que, existe únicamente un solo plan de estudios, el cual se aplica de manera indistinta para todos los estudiantes, sin que se tome en consideración las necesidades de cada sector de la sociedad, así como las particularidades de cada grupo social; es decir, no se toma en cuenta si la persona proviene de una comunidad rural o bien si es hablante de una lengua indígena. La desigualdad en México es un tema que se había mantenido en la sombra, sin embargo, derivado de la pandemia por el COVID – 19 ello salió a la luz, pues ante las indicaciones de las autoridades de salud, las escuelas tuvieron que ser cerradas, por lo que las clases continuaron de manera virtual, apoyándose del uso de aparatos electrónicos como computadoras, tabletas o celulares a través de plataformas virtuales, las cuales funcionan con internet. Esta situación provocó sin lugar a duda que muchos estudiantes desertaran de sus estudios, por no contar con los recursos necesarios que implicaba la modalidad virtual, en algunos casos provocó que muchas personas concluyeran sus estudios sin los conocimientos óptimos de su profesión. Actualmente nuestro país se encuentra en una controversia por la modificación al material educativo, la cual ha generado múltiples opiniones. Empero, no debe pasarse por alto que el Estado es el principal responsable de garantizar el acceso universal e idóneo a la educación, a través de la creación de políticas públicas que tutelen los derechos de las personas de todos los sectores sociales. No obstante, a ello, es también tarea de los padres de familia el acompañar a sus hijos en el proceso educativo, pues no olvidemos que los niños son el futuro del País, por lo que, al asegurar su educación, también se asegura un México con un futuro de más oportunidades y como consecuencia lógica más próspero. No debemos olvidar que la educación básica de los alumnos no tan solo es responsabilidad de los maestros y directivos de las escuelas, ni de los libros de texto, es también de los padres de familia, todos debemos de poner un granito en la formación de las nuevas generaciones, si queremos que los alumnos obtengan los mejores conocimientos.
LA FALTA DE IGUALDAD EN EL ACCESO A LA EDUCACIÓN
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