México, quieran reconocerlo o no los políticos cuando están en el poder, sigue siendo un país atrasado, de los que se llaman tercermundistas, a los que desde una perspectiva eufemística se les dice “países en vías de desarrollo”. En otros términos, un país con distintos tipos de carencias. Unas, de desarrollo industrial, otras de tipo científico y tecnológico, las carencias sociales y demás. Un país atrasado, para acabar pronto.
Uno de los muchos y muy notables atrasos es el que se ha vivido en materia de Derechos Humanos, durante muchas décadas. En el amplio catálogo de atrasos en la materia destaca, en momentos como hoy, el de la erradicación de la violencia contra la mujer, misma que dadas las estadísticas al respecto, debería ser una prioridad para el gobierno mexicano, en general, y para el del estado de Morelos, en lo particular. Sabemos de sobra que los indicadores estadísticos, en este como en otros rubros, dejan muy mal parado al país y a la entidad.
Para ejemplificarlo con los antecedentes históricos debemos referirnos a La Asamblea General de las Naciones Unidas que, el 18 de diciembre de 1979 adoptó la resolución 34/180, cuya entrada en vigor se efectuó el 3 de septiembre de 1991, dando validez y obligatoriedad a los Estados firmantes y ratificantes, a través de sus órganos legislativos o de representación diplomática, según el caso, para llevar adelante las recomendaciones de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés).
Mucho de historia sobre el atraso en la aplicación de las recomendaciones de la Convención hay en medio del tramo que nos vamos a saltar, por la evidente falta de espacio en esta breve colaboración, pero que significan mucho de simulación acerca del cumplimiento de los compromisos contraídos y mucho más de otras cumbres y acuerdos internacionales, que igualmente no han cumplido los gobiernos mexicanos.
Puesto en marcha el proceso de designación de la titular del Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos (IMM), o la ratificación de su actual presidenta, el tema vuelve a cobrar relevancia mediática. Pero antes de hablar de las aspiraciones, los intereses políticos y el desaseo que ya envuelven al Instituto, quiero comentar para usted tres elementos que evidencian el tamaño del atraso y del reto en la materia.
El primero. La página Web institucional del IMM explica que fue creado en 2002, como organismo descentralizado y en agosto del 2018 se trasformó en autónomo, con lo que se convirtió en el primero de su tipo en el país, que responde a las recomendaciones de la CEDAW. Ojo, la citada Convención entró en vigor en 1981, y en México se estrena el primer organismo local que responde a las recomendaciones de la CEDAW hasta el 2018, o sea 37 años después. ¿Así o quiere usted más atraso?
El segundo. El proceso está en manos de la actual Legislatura, que no puede ser garantía de nada, y menos de legalidad y transparencia. Las diputadas, que son mayoría, y los escasos diputados están empeñados en hacer el nombramiento, buena parte de ello todavía obedeciendo las órdenes de sus patrones del gobierno estatal y queriendo al mismo tiempo colocar a alguien de su gente.
Y tercero. El gobierno estatal y el Congreso han enlodado desde el inicio el proceso. La mano negra del Ejecutivo quiere imponer a quien responda a sus intereses, los congresistas también. ¿Y ese pleito político qué tiene que ver con el espíritu de la Convención, que le dio vida al Instituto para la Mujer? Entonces, al atraso hay que sumarle la falta de entendimiento por parte de los actores involucrados y mal harían las aspirantes a la titularidad si se enrollan en ese pleito.
Y para iniciados
Que no coman ansias las aspirantes, cada vez hay más elementos que pudieran llevar el caso de IMM a los tribunales. Y ojalá que no olviden la manera en que se desarrollan estas designaciones, no por popularidad, ni trayectoria o experiencia, sino por acuerdos políticos, en los que ellas mismas vivirán el ser discriminadas en su intento para ocupar un cargo, cuyo principal objetivo es erradicar la discriminación de género. Vaya ironía.
Excelente día.
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