La preocupación por el crecimiento de casos de contagios y hospitalizaciones, que inevitablemente acarreará también un incremento de fallecimientos por COVID-19, comienza a ser reconocida por las autoridades sanitarias. Volvimos al semáforo amarillo en Morelos. Vamos, a paso apresurado, hacia el semáforo naranja y quizá hasta al rojo de nuevo.
En las últimas semanas, ya estando la entidad en color amarillo, se ha duplicado la cantidad de personas que dan positivo a las pruebas antigénicas, las hospitalizaciones y los contagios entre jóvenes y menores de edad. La vacunación avanza, pero sigue siendo lenta y resulta cada vez más notorio que cierta parte de la población se resiste, bajo diferentes argumentos, a ser vacunada.
El riesgo de colapso de los servicios hospitalarios, como ha sucedido en otras entidades del país, es cada vez mayor en Morelos, ante las nuevas variantes, como la Delta y la Delta Plus, cuya capacidad de contagio es mucho mayor que la del Covid original.
El papel del secretario de salud, Marco Antonio Cantú Cuevas, como responsable institucional para enfrentar la pandemia se ha reducido a una repetitiva presentación de informes que no dicen nada nuevo y el endoso a la sociedad por lo que llegue a ocurrir, ante la carencia de una estrategia efectiva para la interrupción de las cadenas de contagio. Encima, el coordinador local de la estrategia de vacunación, Miguel Ángel Van Dick Puga, a la vez titular del Órgano de Operación Administrativa del IMSS, cargo antes conocido como delegado, ha rebasado al secretario del ramo, Cantú, mostrando mayor conocimiento sobre los temas nodales de la pandemia, los riesgos, los datos y teniendo una mejor disposición para hacer del conocimiento público la realidad que enfrentamos. Quizá sea momento de que una persona con un perfil más especializado, más profesional, más preparado en la administración de riesgos sanitarios releve a Cantú y éste regrese a lo que sabe hacer mejor, la atención de sus pacientes, que le tienen mucho reconocimiento y estima, pero que ha quedado más que rebasado en la administración pública, escudado siempre en que se ciñe a los dictados de la Federación y a lo que diga el gobernador, cuyas estrategias, ya hemos visto y documentado, son todo un fracaso.
Un botón de muestra: Hace poco más de un año Cantú calculaba que los casos de COVID-19 en Morelos llegarían a cuatro o cinco mil, en un plazo de un año, sin argumentar ninguna metodología que respaldara su dicho, mientras los especialistas, tanto en medicina como en estadística, hicieron proyecciones de decenas de miles. Tenían razón los especialistas. Cantú estaba muy equivocado.
Con los datos oficiales proporcionados por el gobierno de México a la organización Mundial de la Salud (OMS) y bajo la aplicación de estudios con técnicas estadísticamente aceptadas, en los que, por cierto, coinciden diferentes organismos autónomos e independientes de los gobiernos, esta tercera ola en Morelos podría llegar al mayor punto de contagios, hospitalizaciones y decesos hacia finales de agosto y principios de septiembre, habría una mayor necesidad de camas para hospitalización que en la segunda ola, lo que nos expone al riesgo de colapso, y de la misma manera se incrementaría el número de contagios y de pacientes sintomáticos graves. Si esto lo saben las autoridades deberían hacer algo al respecto. Si no lo saben, pues que investiguen e informen a la sociedad para que esté debidamente prevenida.
Pero que no vayan a creer que con la tercera ola ya termina todo. Mientras aquí apenas vaya iniciando su declive, en otros países del mundo estará comenzando la cuarta ola. La batalla contra la Covid, continuará, no sabemos todavía por cuanto tiempo más.
Y para iniciados
Entre las dudas más recurrentes con respecto a qué sucederá si llegamos de nuevo al semáforo rojo, muy probable que ocurra, está el si nos volverán a mandar al confinamiento domiciliario. Difícilmente ocurrirá, por dos razones: primero, el gobierno está dejando en manos de la sociedad la responsabilidad y modificando los criterios para la utilización del semáforo de riesgo de contagio a fin de no volver al confinamiento y, segundo, como la estrategia económica de López Obrador es un fracaso, no se pueden volver a cerrar las actividades productivas y comerciales, ya que la economía se caería en pedazos.
Excelente inicio de semana.
La información es PODER!!!
