por Marcos Pineda
En otras ocasiones me he referido ya a la particular utilización del verbo “madrugar” en México. Desde que Martín Luis Guzmán, considerado como uno de los pioneros en la novela de la Revolución Mexicana, lo utilizó magistralmente en La Sombra del Caudillo, en 1929, y años más tarde, desenlatada ya la película del mismo título, una y otra vez se confirma que, como lo narró el escritor, periodista y diplomático de origen chihuahuense, “el único verbo que se conjuga en la política mexicana es el verbo madrugar”.
El uso del verbo es muy variado. Lo encontramos en el “madruguete”, por ejemplo, y en el “madrugó” o en el “lo madrugaron”. Literalmente, significaría levantarse muy temprano. Unos prefieren el dicho popular de “al que madruga Dios le ayuda” y otros responden que “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Lo cierto es que su acepción simbólica en la política mexicana significa “tomar la delantera”. Y puede hacerse para aparecer antes que los demás, dar un golpe inesperado a los adversarios o acordar, tejer fino, con anticipación para evitar que otros tomen la delantera.
Como sea usado, vaya que es usado.
Vamos a comentar los casos más recientes de tres madruguetes y la manera en que respondieron los involucrados. Los primeros dos son respecto a la sucesión presidencial y el tercero es el del relevo gubernamental en Morelos.
Tras las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador sobre los posibles aspirantes a la presidencia de México en 2024, a quienes equiparó con corcholatas, el primero en dar el madruguete fue Marcelo Ebrard, justo ahí en la mañanera, frente al presidente, al decir que le toma la palabra, buscará contender y va a esperar los tiempos para hacerlo. Con ello, Marcelo tomó la delantera.
Claudia Sheinbaum, quien no esperaba un madruguete de esa magnitud, primero había asumido una posición recatada, diciendo que no eran todavía los tiempos y que ella estaba concentrada en su encargo como jefa de gobierno. Pero se dio cuenta de que tenía que responder al madruguete de Ebrard con otro madruguete, que al menos la acercara a la delantera que ya había tomado Marcelo. Entonces, declaró que la selección de la candidatura presidencial se hará por encuesta, sabedora de que es el método que goza de la simpatía de AMLO y reconoció que sí va a participar.
El líder de los morenistas en el Senado, Ricardo Monreal, ya salió un tanto debilitado a responder que tiene claro no ser de los preferidos, pero que de todas maneras también buscará la nominación. Y los demás, menos experimentados, menos sagaces, no han atinado a dar color. Les ganaron la delantera con sus madruguetes Ebrard y Sheinbaum.
En Morelos, hay quienes están interesados en lograr una sucesión anticipada y le dieron un madruguete al gobernador Cuauhtémoc Blanco, con el trascendido de que desde Palacio Nacional ya se promovía y se tejía su relevo. Incluso han comenzado a circular nombres y a aventurarse procedimientos y fechas, lo que causó la ira del ex ídolo del fútbol, que ayer explotó, muy a su estilo popular, al reiterar que no se va, que seguirá al frente del gobierno del estado. A Cuauhtémoc lo madrugaron con una provocación, en la que cayó y se puso de a pechito, como en el fútbol.
Y para iniciados
No se vayan con la finta, a algunos actores de la vida pública del estado de Morelos ya les están vendiendo la idea de que ellos podrían sustituir a Cuauhtémoc Blanco. Y no es precisamente que estén pensando en ellos, sino que hay quienes están promoviendo la generación de un ambiente en que la idea del relevo tenga apariencia de consenso. Este capítulo de si se va o no Cuauhtémoc todavía tiene varias páginas por escribirse.
Excelente día.
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