En efecto, en los rumbos de Sinaloa ya hicieron su aparición y presencia los primeros niños armados en “sus retenes”, para detener, cuestionar, extorsionar e intimidar, pedir y obligar para que se les otorgue todo lo que se les venga en gana, de acuerdo a los malos, pésimos y tétricos ejemplos que se les hayan enseñado y visto… Lo anterior me indujo a hacer memoria por lo que vi y viví a principios de la década de los 90´s, cuando cumplía desempeños como Articulista, Columnista, Reportero y Corresponsal según fuera el caso, para la entonces relevante y trascendente Revista Internacional ¡Impacto..! Por esas labores en mi transito por distintas partes del País y de otras ciudades de América, incursioné invitado por el entonces aspirante a senador de la República Guillermo Magaña, hijo del significado revolucionario Gildardo Magaña Cerda, quien me convoco para ir a Zihuatanejo como Invitado Especial Periodista y Padrino para inaugurar una modesta instalación de los entonces nacientes grupos de Alcohólicos Anónimos en el lugar conocido como COACOYUL, a la salida del tramo carretero que conduce a la Bahía de Zihuatanejo en el entronque con la Carretera Federal de Acapulco a Lázaro Cárdenas Las Truchas… En esa modesta población hoy convertida en Colonia de ese Municipio turístico, amén de participar en los procedimientos que tienen como protocolo los grupos de Doble AA, para la instalación de un nuevo espacio donde cumplen su trabajo para tratar de rehabilitar a personas enfermas de alcoholismo, pude platicar con distintos asistentes de la Región entre los cuales estaban algunos vinculados con el problema de las drogas y el narcotráfico… Ahí fui informado sobre algo que en ese tiempo parecía increíble, por el tema de la drogadicción de niños entre 8 y 12 años de edad, hace más de 30 años… El problema de las adicciones se veía lejos de embatir a nuestra sociedad y mucho menos a la niñez de México… Con cierto escepticismo cuestioné a mis informantes sobre cómo podría tener pruebas de lo que me decían, por lo cual no sólo me llevaron a ellos sino que vino la abundancia de los hechos vividos luego de saber que en efecto, niñas y niños entre los 8 y 12 años o más de edad, por los rumbos de Zihuatanejo, Atoyac y Petatlán, eran usados “como burros”, según se dice en el argot de la delincuencia, para bajar drogas de la Sierra de Guerrero, desde la Tierra Caliente hasta esos espacios de los pueblitos y playas del Pacífico… La forma de pago a los menores por parte de los cultivadores y narcotraficantes de drogas, era con envoltorios de estas… Peor aún, la situación se volvió dramática ante mi vista cuando fui llevado a la Hacienda Cabañas, lugar ampliamente conocido por esos rumbos, donde en uno de sus espacios medio escondidos, estaban entre encerrados con libertad decenas de menores, niños drogados incoherentes, idiotizados escondidos o tirados por las drogas que consumían y a las cuales ya eran adictos… Las fotografías no se hicieron esperar de mi parte… Como consecuencia vino el Reportaje que en dos entregas de 4 páginas fue publicado en la Revista Impacto… Guardo los ejemplares… Sirva lo anterior para preocuparnos por nuestros menores de edad, sean o no familiares o cercanos, para darnos cuenta de la perversidad y vileza de quienes se dedican a estas cuestiones de las drogas, sin límites para embrutecer a niñas o niños de 8,10,12 ó 14 años como ahora ocurre en Sinaloa, al convertirlos en “brazo armado” de los narcotraficantes con los infantes de esas edades, quienes armados plantan sus retenes al margen de toda autoridad municipal, estatal o federal en aquel Estado… ¡Aguas, el mal ejemplo cunde para engañar a nuestra niñez, tras hacerles creer que con sus armas ellos pueden amenazar, intimidar y cometer todos los delitos que les ordenan o se les puedan ocurrir..! ¡Ahí la dejamos! ¡Hasta mañana que será un día más…!
LO QUE NOS FALTABA: ¿NIÑOS NARCOS?
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