¿Qué hay con respecto al comienzo del narcotráfico en Morelos? Esta vertiente del crimen organizado no comenzó durante las administraciones de Enrique Peña Nieto y Graco Ramírez. Para nada.
El tema me transfiere a 1973, al régimen estatal de Felipe Rivera Crespo, cuando inicié mi carrera periodística, aunque la problemática ya se encontraba arraigada desde tiempos inmemorables, nunca a la escala de años recientes desde luego. Tampoco constatamos las brutales ejecuciones ligadas al crimen organizado desde 2009 hasta nuestros días.
En otras columnas me he referido al excelente libro titulado “Los estupefacientes y el Estado Mexicano”, de Luis Rodríguez Manzanera, editado en 1974 y cuyo prólogo decía lo siguiente: “El problema del tráfico, uso y abuso de estupefacientes se hace cada vez mayor, y ha invadido campos que, hasta hace unos años, no hubiéramos soñado que pudiera invadir”.
Efectivamente. El material usado se extrajo de las Memorias de la PGR, de 1934 a 1973.
Ese libro contenía alrededor de 21 tratados internacionales firmados por México en materia de combate a los estupefacientes, muchos de ellos vigentes al día de hoy.
Simplemente el 7 de abril de 2011 se llevó a cabo la Cumbre de Cancún contra las drogas, donde los 103 países participantes signaron la Declaración México con ocho puntos de acuerdo dentro de la lucha internacional de combate al tráfico de drogas y a la delincuencia organizada.
Pero en base a los anales históricos de la PGR nuestro país ha celebrado, entre muchos otros, los siguientes tratados internacionales:
Convención Internacional del Opio, firmado en La Haya el 23 de enero de 1912;
Convención para limitar la fabricación y reglamentar la distribución de estupefacientes, firmada en Ginebra el 13 de julio de 1931;
Convención para la supresión del tráfico ilícito de drogas nocivas, firmada en julio de 1936, en Ginebra;
Protocolo que modifica los anteriores acuerdos, convenciones y protocolos, firmado en Lake Success, N. Y., EUA, el 11 de diciembre de 1946;
Protocolo para someter a fiscalización internacional varias drogas no comprendidas en la Convención de 1931, firmado en París el 19 de noviembre de 1948;
Protocolo que limita y reglamenta el cultivo de la Papaver smmniferum (adormidera) y la producción, el comercio internacional, el comercio al por mayor y el uso del opio. Este Protocolo fue firmado en Nueva York, el 23 de julio de 1953, pero no fue ratificado por México, ya que no podían hacerse reservas (según el artículo XXV) y se consideró que algunos artículos no podían ser aceptados. La rigidez de este Protocolo hizo que varios países no se adhirieran.
Convención Única de Estupefacientes firmada en Nueva York el 24 de julio de 1961 y ratificada por el jefe del Ejecutivo el 17 de marzo de 1967;
Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, del año 1990;
Acuerdo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América sobre Cooperación para Combatir el Narcotráfico y la Farmacodependencia, pactado en 1990;
Convenio entre el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el Gobierno de la República Oriental del Uruguay para la Prevención del Uso Indebido y Represión del Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas y sus Precursores y Productos Químicos, documento adoptado en 1996. Etcétera, etcétera.
Los tipos de droga más traficadas son los siguientes: cocaína y sus derivados, marihuana y sus derivados, heroína y sus derivados, LSD, drogas sintéticas (anfetaminas), Polvo de Ángel y los barbitúricos.
Conclusión: la guerra contra las drogas ha costado muchísimo dinero a México, pero miles y miles de vidas. Lo peor es que seguimos siendo gobernados por una pléyade de hipócritas, no dispuestos a entrar a fondo en el problema buscando la solución definitiva. Estaremos atentos a nuevos debates con respecto a la despenalización de drogas ilícitas, aunque de antemano sabemos que nadie quiere entrarle al tema. Y es que el flagelo del narcotráfico deja grandes ganancias a los mismos hipócritas.
En 2022, habrá tres temas prioritarios en la agenda política del oficialismo, pero nada vinculado a lo que hoy hemos tratado: a) revocación de mandato, b) reforma eléctrica y c) una posible reforma político-electoral, además de otra serie de asuntos relevantes. Cada uno tendrá sus propios tiempos electorales, legislativos y políticos, pero todos serán utilizados por el presidente López Obrador para movilizar a sus seguidores, reforzar su narrativa y polarizar la discusión pública. Además, los utilizará como argumentos para responsabilizar a sus opositores por la falta de resultados en ciertas áreas.
