ANTES Y DESPUÉS

Por Irradia Noticias

Durante las campañas preelectorales suele suponerse, entre quienes integran los equipos de los contendientes por un cargo de elección popular, que su “gallo” es el único que posee fortalezas, lo cual siempre ha sido un error. ¿Por qué? Porque cada ser humano tiene cualidades y está en este mundo para usarlas en su propio beneficio y en el de otros. Y así como hay fortalezas, también hay debilidades.

Sin embargo, las personas más grandes de la historia fueron aquellas que descubrieron sus atributos y los utilizaron para el beneficio ajeno en grado superlativo. 

Así las cosas, es importante señalar que los sujetos con más fortalezas pudieran ser los que más debilidades tienen. De hecho, se poseen más debilidades que fortalezas. Somos fuertes en dos o tres cosas y débiles en cientos de otras. Quien opine al revés es un total estúpido. Y en cuestiones políticas lo que menos debe existir es la soberbia y la autocomplacencia.

Menospreciar a alguno de los adversarios políticos constituye una equivocación garrafal, porque en su aparente debilidad pueden radicar una o varias fortalezas. Varias veces le escuché decir a Don Lauro Ortega Martínez, gobernador de Morelos en el sexenio 1982-1988: “En la vida y en la política no hay enemigo pequeño”. La mayor fortaleza de quien hasta ahora sigue siendo considerado el mejor mandatario que ha tenido nuestro estado, fue su gran capacidad de aglutinamiento, reconciliación e inclusión de propios y extraños, de diferentes partidos, en su administración, siempre con el propósito de lograr el desarrollo integral y la cohesión de Morelos. 

¿Quién es, pues, el gobernante, político y servidor público idóneo? 

Podríamos definir el “gobernante perfecto” como el imaginario social que, de acuerdo con la opinión de los ciudadanos, representa la personalidad política perfecta, aunque la perfección no existe, pero sí grandes aproximaciones. 

Este imaginario refleja el consenso tácito al que arriban los ciudadanos luego de un complejo proceso de valoración colectiva que se da en tres dimensiones. 

La primera corresponde a la coyuntura que aparece en el tiempo presente. 

La segunda hace referencia a la historia más cercana o sea el pasado. 

Y por último las ilusiones de progreso y cambio para el futuro. 

Para ganar adeptos en una campaña, el factor determinante que dirige al triunfo a cierto candidato es cómo está forjada su personalidad en función de la demanda del electorado. 

Pero la mayoría de las veces ese factor es rebasado por la realidad, fundamentalmente en sentido económico, lo cual impide al candidato, ya convertido en gobernante, poder cumplir su cauda de promesas expuestas en campaña.

Esto es precisamente lo que se observa en torno al presidente municipal de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, quien debe esperar la recaudación de multas de tránsito para hacer un diario corte de caja y definir de cuánto dinero dispone con el objetivo de no frenar la operación de los más elementales servicios públicos municipales. Porque, la mera verdad, no tiene más recursos para dirigirlos, por ejemplo, a la creación de nueva infraestructura. Al menos eso todavía no se observa. 

Aquí voy a abrir unos paréntesis. Respecto al caso de la presunta rehabilitación del puente colapsado en el Paseo Ribereño, es un secreto a voces que el gobierno municipal recibió un donativo de la Fundación Roster, dedicada en nuestra capital al rescate de algunas barrancas, pero tal versión fue negada por los voceros de Urióstegui. Empero, esto (el presunto donativo) deberá investigarlo la Fiscalía Anticorrupción de Morelos, la cual abrió de oficio una carpeta de investigación. Continuamos.

Kathy Allen, columnista política de NBC-TV y analista de tendencias electorales, en su libro titulado “Recuperando la política; una guía para ganar” (Canadá, Jalapeño Press, 1965, p. 365), indica que los atributos positivos de algunos políticos son: buen sentido del humor; capacidad para delegar, para hablar en público y para responder preguntas difíciles; buenas relaciones con la prensa; orientación hacia el trabajo duro; físicamente en buena forma; capacidad para el estudio rápido y habilidad para hacer sentir cómoda a la gente; e inclusión. Ni duda cabe que el alcalde de Cuernavaca posee esas cualidades, aunque falla en la inclusión. Y en la reciente crisis, según mi modesta opinión, salió a dar la cara, aunque ya se lavó las manos y transfirió la investigación, casi al ciento por ciento, a la Fiscalía Anticorrupción del abogado Juan Salazar Núñez.

En contraste, los principales atributos negativos son: temperamento que responde fuertemente al más ligero estímulo, dificultad para delegar, ser reservado y abrupto, dificultad para enfocar problemas y situaciones, voz monótona, dificultad para escuchar, problemas de adicciones, tendencia a pontificar (exponer opiniones o ideas como dogmas con alarde y suficiencia), belicosidad y dificultad para confiar en los demás. Urióstegui, creo yo, no presenta la mayoría de estos defectos, pero sí cedió a presiones del Partido Acción Nacional y el Partido Social Demócrata para incrustar en el gobierno municipal a ineptos. Varios de esos tienen responsabilidad en lo sucedido con respecto al puente colgante colapsado.  

Además, el partido político que impulsa al respectivo candidato adquiere relevancia. De ahí que su partido se convierta en un activo o en un pasivo. En el primer caso (dice Allen) la persona puede tratar de destacar su filiación partidista y la tarea de campaña o de gobierno debe ser reducir al mínimo las defecciones; en el segundo, al contrario, puede intentar desligarse de su propio partido para facilitar la aceptación escindida de ciudadanos identificados débilmente con el partido contrario. Finalmente, la identificación del nombre tiene mucho que ver, así como el rating de favorabilidad. 

Urióstegui, sin embargo, no pudo deslindarse del PAN y el PSD, mientras que por la falta de finanzas sanas comienza a padecer un prematuro desgaste político, pues más allá del reasfaltado en algunas avenidas, siguen implacables ciertos agravios sociales, entre ellos la creciente tendencia criminal, la falta de agua y la recolección de basura. Por cierto, usted seguramente ha visto desatados a los agentes viales, lo cual obedece a las instrucciones que tienen de aplicar multas a diestra y siniestra, pues por concepto de esas sanciones ingresan a diario a las arcas municipales alrededor de 130 y 160 mil pesos. Es una lana importante al mes para evitar la parálisis absoluta del gobierno municipal. 

Estaremos atentos al desarrollo de futuros acontecimientos y después diremos.

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