Existe un refrán según el cual los perros que ladran no muerden. En términos literales, sabemos que eso no siempre es cierto, pues hay caninos que, si ladran, cuidado, tienen toda la intención de morder. Y si pueden lo harán. Particularmente, si padecen rabia, estrés o alguna otra patología.
El pasado 16 de febrero escribí, para este mismo espacio, acerca de una publicación firmada por los legisladores de Morena, en la que acusaban a los opositores y críticos al gobierno de Andrés Manuel López Obrador de Traición a la Patria. Ese día advertí que deberíamos estar en alerta máxima porque tales expresiones eran un claro aval al camino autoritario que se está construyendo todos los días en México.
Expuse que considerar Traición a la Patria a la oposición a una corriente ideológica, a un proyecto político o a un gobernante va contra toda la lógica de los principios democráticos, los derechos políticos y las libertades civiles. Significa reducir las opciones de participación, del derecho a la información y de la libertad de expresión a una sola, a la oficial, a la que encabeza una sola persona. Y eso no es más que autoritarismo.
Luego, expliqué los criterios bajo los cuales una persona podría caer en el supuesto de haber cometido Traición a la Patria y los castigos a los que podría hacerse acreedora y que, en ningún caso se encuentra que ser crítico u opositor pudiera, conforme a la ley, ser calificado y castigado de esa manera. Anticipé, en ese momento, que la única manera en que podría encuadrarse ese delito a una persona, claro que, de forma mañosa y dolosa, sería, por ejemplo, el que se acusara a alguien de cometer actos contra la soberanía y la independencia, por no estar de acuerdo con la reforma eléctrica propuesta por AMLO.
En ese entonces, pensé que las expresiones de los senadores firmantes eran más que un disparate, con la pretensión de caer bien en el ánimo de AMLO, que lo más grave no era su ignorancia, sino que iba a tono con el discurso de odio que todos los días emite el inquilino de Palacio Nacional, que era una forma de sembrar terror entre quienes deberían tener garantizado su derecho a disentir.
Pero ayer, el mismísimo presidente de la República acusó de Traidores a la Patria a los diputados que votaron en contra de su iniciativa de reforma eléctrica. Pidió que pusieran en pantalla justo el artículo del Código Penal que trata sobre las penas de prisión que podrían imponérseles.
Si se trata del perro que ladra, pero no muerde, bueno, no hay problema, no sería más que parte del circo que monta a diario en sus mañaneras, para mantener el respaldo de sus seguidores a ciegas. Pero si es el que sí está decidido a morder, mucho cuidado. Para procesar a los diputados tendrían que contar con mayoría calificada, que como vimos el pasado domingo no la logran, pero para proceder contra un particular, nada más bastaría que un fanático seguidor a ciegas de AMLO, ideológicamente rabioso, lo denuncie.
Lo más grave, en el fondo, es que se esté construyendo y alentando un ambiente de odio e intolerancia, disfrazado de lucha por los intereses de los mexicanos y, en especial, de los más pobres.
Y para iniciados
El día de ayer, un acucioso lector, al que agradezco su amable y puntual comentario, me señaló que no había incluido en la lista de alcaldes que no pudieron resolver el problema legal con la empresa PASA a Francisco Antonio Villalobos Adán. Y es cierto, igual que los otros, Toño Villalobos, o si usted quiere el lobo o lobito, como los otros, no pudieron o no quisieron. Pero me quedé pensando en algo más: ¿tan mala, gris, intrascendente o cómo calificará mi subconsciente su gestión que ya hasta lo estoy borrando de mis recuerdos inmediatos sobre los alcaldes más recientes?
La información es PODER!!!
