Perspectiva
Injusticias
por Marcos Pineda
Entre muchas de las interesantes conversaciones que tuve el privilegio de sostener con mi querido amigo, José Antonio Maya Schuster, cuando él fungía como magistrado en el estado de México, recuerdo siempre la que versaba sobre la compra, la presión o la manipulación de las decisiones en los tribunales, que hacen de la impartición de justicia todo lo contrario. Es decir, producen injusticias.
El argumento esencial de Maya Schuster partía de un cuestionamiento de fondo: ¿la justicia se puede comprar o vender? Sabemos que, en cualquier país plagado de corrupción, particularmente en México, la idea generalizada es que quien gana un juicio no necesariamente es a quien le asiste la razón y la ley, sino aquel que cuenta con los recursos -ya sean económicos o políticos- para pagar, presionar o manipular. Eso no puede ser justicia. En todo caso, es injusticia.
Los adinerados y los poderosos están convencidos de que pueden hacer lo que quieran, cuando quieran y como quieran, pasando por encima de los derechos de los demás, violando las leyes o incumpliendo sus obligaciones, cuando así les convenga. Su posición los hace sentir una especie de manto protector que los mantiene en la impunidad, escondidas sus transas tras el velo del contubernio.
La única manera de frenar, revertir y, a veces, pero sólo a veces, sancionar estos abusos, ha sido posible con la exposición pública de los involucrados. Y esa es una labor que hasta hace poco tiempo la llevaban a cabo los periodistas, en su continua búsqueda de la verdad, pero que hoy se refuerza notablemente con el uso masivo de las redes sociales. Quizá poca gente lea los periódicos y menos las publicaciones especializadas o escuche los noticieros radiofónicos, en comparación con los millones de habitantes que somos, pero los usuarios de las redes sociales replican y multiplican el alcance de lo que en ellos se da a conocer.
Claro que al respecto hay nuevos problemas, como saturación por la enorme cantidad de mensajes que circulan sobre infinidad de temas y su veracidad. Como también la intención con la que son difundidos, porque a diferencia del periodismo profesional, muchas ocasiones el receptor debe distinguir entre la propaganda con fines ideológicos, partidarios o de preferencias personales, de la información objetiva. Pero esos ya son otros temas.
Hoy tenemos casos evidenciados por los medios de comunicación que molestan los intereses de estos poderosos y que no dejan de ser tema de conversación en las redes sociales. El caso de Emilio Lozoya, por los millonarios sobornos que recibió, el escándalo sobre los 50 millones de pesos que Alonso Ancira supuestamente pagó y que Pemex no encuentra dónde están, la casa Gris donde vivió el hijo del presidente, el autoritarismo con que se conduce el gobernador de Veracruz, las denuncias públicas de políticos ligados al narco que no han sido esclarecidas, y más recientemente el caso de las dos menores de apellido Dor El Medina, que involucra al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Rubén Jasso, de quien ya piden varios colectivos su destitución o renuncia al cargo.
En todos estos casos, el común denominador es la compra, presión o manipulación para la impartición de justicia. En otras palabras, que seguimos teniendo un país de injusticias.
Y para iniciados
Brincaron hasta el techo de Palacio Nacional por la aprobación en el Parlamento Europeo, con una amplia mayoría, de una solicitud al presidente de México para que “actúe de manera firme y contundente contra los ataques a la prensa y a los defensores de derechos humanos” y que Andrés Manuel López Obrador “frene la retórica populista” contra la prensa en sus conferencias mañaneras. Rápido respondieron en un comunicado que lamentan que los legisladores europeos “se sumen como borregos a la estrategia reaccionaria y golpista de un grupo corrupto que se opone a la Cuarta Trasformación”. Una vez más el gobierno mexicano en el ridículo internacional. AMLO habla de España y de Estados Unidos, de lo que deben y no deben hacer, pero cuando le hacen una petición a él no entiende razones, se enfurece, acusa y descalifica. Ya voy creyendo que AMLO sí es capaz de unir al mundo, pero su contra.
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