Por donde lo vean, el tercer informe de gobierno de Cuauhtémoc Blanco es altamente criticable. Señalaré solamente algunos puntos, los que me parecen más relevantes, por lo pronto. Ya después, cuando los miembros del gabinete se vayan presentando a la glosa en el Congreso, trataré tema por tema.
Por un lado, las características personales del gobernador de Morelos serían lo de menos si los resultados de su gobierno fueran positivos. Si es un hombre ignorante, bravucón, frívolo, machista, con tendencia a las adicciones y demás reproches que han hecho sus malquerientes, eso debería quedar en segundo plano. Pero su comportamiento público hace que sigan siendo elementos considerados, cuando se toca el tema de si influyen en los resultados de su gestión.
No es gratuito que ninguna personalidad pública de alto nivel en el ámbito federal haya asistido a su informe. Los escándalos en torno al ex ídolo del fútbol han sumido su imagen pública en el desprestigio. La apuesta por dejar que el tiempo mandara al olvido la publicación de las fotos que hoy lo tienen en el ojo del huracán, no resultó. Lo dejaron solo los altos dignatarios y acudieron funcionarios locales y de medio pelo. Las carpetas de investigación siguen su curso, sin que esta vez el presidente haya dictado su absolución política. De Palacio Nacional nos dicen que AMLO quiere esperar a tener más elementos, además de que sus prioridades son otras, como la revocación de mandato, la reforma eléctrica y su guerra contra el INE.
También se podrían haber ahorrado el gasto en pantallas gigantes y en el acarreo de asistentes a quienes, por cierto, dieron un trato indigno, manteniéndolos tras las vallas, como si se tratara de manifestantes y no de apoyadores. Resulta claro que Blanco Bravo no podría encabezar ningún tipo de defensa de su informe en el Congreso ni en una rueda de prensa, donde no podría estar apoyándose en videograbaciones.
Y las razones para ello van más allá de su escasa preparación. No, más bien se debe a que, por ejemplo, los indicadores de actividad económica siguen a la baja. De acuerdo con los datos del INEGI están en los mismos niveles de 2014. Si bien en el sexenio anterior se habían incrementado, comenzaron a descender desde el comienzo de la actual administración, antes de la pandemia. Después del segundo trimestre del 2020, el que comprendió el confinamiento, Morelos es de los estados que menos han logrado reactivar la economía.
Por otro lado, un informe de gobierno nos remite a la valoración de la calidad de los servicios que está obligado a proporcionar a la sociedad. De igual forma, con datos del INEGI, encontramos indicadores a la baja sobre la calidad de los servicios que presta el gobierno. A diferencia de otras entidades como Yucatán, Nuevo León y Baja California Sur, que registran una satisfacción por encima del 50%, Morelos está entre los más bajos, con 32.7%, junto con estados como Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Michoacán y Puebla.
En otros temas: la percepción de inseguridad ni qué decir. Desde 2010 hasta la fecha se ha incrementado, en niveles alarmantes, pues casi se llega al 90%, al igual que los índices de impunidad. Es un gobierno que ha destacado por escándalos e irregularidades acumuladas.
Y para iniciados
Cuauhtémoc se sostuvo por la fuerza del poder presidencial, que dio carpetazo al famoso “caso primavera”, sin que se investigaran las transferencias millonarias a bancos en el extranjero. AMLO dijo en sus visitas que el ex ídolo del fútbol lo estaba haciendo bien. Pero ahora, luego de las denuncias por la sospecha de que tuviera vínculos con la delincuencia organizada, ya lleva semanas intentando que lo reciba el secretario de gobernación, Adán Augusto López, sin obtener más que largas y ya Claudia Sheinbaum, la consentida de AMLO, no quiere que lo inviten a sus eventos en la Ciudad de México. Hay quienes han recomendado a sus colaboradores que ahora sí ya tengan las maletas hechas y a sus abogados listos para entrar en su defensa.
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