La práctica de decir mentiras entre los políticos y de ellos hacia el pueblo es de sobra conocida. El arte de aparentar, como en una obra de teatro, mientras mejor se hace más supone, el político, que habrá de darle un mejor posicionamiento en su imagen y popularidad. Entendemos que así lo hagan porque dependen de eso. Si dijeran la verdad, si no aparentaran, el teatro se puede caer y los enanos crecerían. Nada más malo para el negocio.
Sin embargo, cuando nos encontramos en el caso de que han sido tan buenos actores, que hasta ellos mismos se creen la farsa que protagonizan, el nivel ya es superlativo. Engañados ellos y entre ellos, engañar al pueblo se vuelve una práctica normalizada y transversal, puesto que si el de arriba miente, ¿por qué no habrá de hacerlo el de abajo?
Vamos a poner algunos ejemplos, a manera de miscelánea, sí, pero sólo como eso, como contraste entre los discursos y las realidades, en lo económico y lo político. En otro momento trataré lo social.
Primero, en lo económico. En materia económica vamos muy bien, ha insistido el presidente de la República. Pero, el bastión de la empresa pública, PEMEX, atraviesa una crisis que no quieren reconocer. Ha bajado sus calificaciones internacionales y requerirá de fondos adicionales, en lugar de aportarlos. La inversión fija y el consumo privado volvieron a caer, con lo que se prevé el estancamiento en la recuperación económica. La promesa de que no se incrementaría la inflación no concuerda con los precios al consumidor, allá, en los mercados, las tiendas y los supermercados y comercios en general, donde una y otra vez, vemos que suben y suben, a veces hasta un quince o veinte por ciento. La producción de autos y su exportación se volvió a desplomar, 21 y 19 por ciento, respectivamente. Las fallas en el suministro de energía eléctrica son cada vez mayores.
Segundo, en lo político. Se está complicando la pretensión de la reforma electoral. Siguen los señalamientos contra el INE y, en particular contra Lorenzo Córdova, sin abonar a un proyecto que mejore la calidad de la democracia. Las únicas propuestas concretas hasta el momento son que se vayan los consejeros actuales, se reduzca el presupuesto y se instrumente la urna electrónica. Nada acerca de despartidizar a los órganos electorales. La austeridad no ha llegado a Morena, que pagó más de dos millones de pesos para festejar en el Auditorio Nacional el más reciente informe presidencial. Las diferencias al interior del PAN, entre los de su extrema derecha y los de su derecha moderada, continúan. Quiénes vayan a ganar en este pleito no lo sabemos, pero sí que nos dejaron claro que se afirman como un partido de derecha, lleno de contradicciones. El PRI está más extraviado que nunca, una vez más en la orfandad presidencial, dando tumbos para no perder los privilegios y escasos cargos a los que tienen acceso algunos de sus liderazgos locales. El PRD, pues ya ni pinta. Y los demás otra vez a nada de muertito acomodaticio quedando bien con su verdadero patrón político, el presidente, del que no quieren caer de su gracia.
¿Así de revuelto el río o quiere usted más? Porque hay mucho más, estos son sólo algunos ejemplos de cómo estamos.
Y para iniciados
En otras ocasiones, hemos visto que la oficina de comunicación del gobierno del estado de Morelos se apresura a enviar comunicados de prensa narrando las actividades o planteamientos del primer mandatario, incluso cuando ha estado ausente. Ahora han pasado quince horas de la publicación en Twitter de Cuauhtémoc Blanco, reunido con Manuel Bartlett, anunciando “la búsqueda de soluciones que beneficien a la ciudadanía de Morelos.” (SIC, porque ni modo que haya ido para ver cómo perjudicarla más, ¿verdad?) Pues eso sí que urge que nos informen. Que nos digan de qué hablaron y si hay posibilidades de un acuerdo concreto y no nada más la foto y el texto de agradecimiento a Bartlett, por algo que todavía no ha hecho.
¡Que tenga un excelente día!
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