CUARTA Y ÚLTIMA PARTE
La propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador de lograr la unidad y la integración de los pueblos de América a algunos les parece desproporcionada, otros más doctos indican que “primero la Unidad de los mexicanos”; expuesta nuestra tesis sobre la Unidad, es de explicarles que este mundo no se explicaría sin la interdependencia de la naciones: todos los países dependen de todos.
En efecto, por la vía materna los orígenes de López Obrador son españoles, su padre fue un humilde campesino originario de Veracruz, y si esto no bastara, el Presidente de México siempre ha estado apegado a las luchas de los indígenas, por ello a nadie debe sorprenderle que muchos de sus triunfos políticos en gran parte se los debe a ese conglomerado vituperado y marginado.
Terminemos con la tesis del mandatario en la ceremonia conmemorativa del 238 aniversario del libertador de América, Simón Bolívar, en la que también propuso la sustitución de la intervencionista e imperialista Organización de Estados Americanos, la siniestra OEA. Recordemos que México fue el único que se opuso, en su momento, a la expulsión de Cuba, y luego la isla, cuando quisieron componer el entuerto, con gran decoro no aceptó reincorporarse. Así fue su epílogo:
“Podría suponerse de manera simplista que corresponde a cada nación asumir su responsabilidad, pero tratándose de un asunto tan delicado y entrañable, con respeto al derecho ajeno y a la independencia de cada país, pensamos que lo mejor sería fortalecernos económica y comercialmente en América del Norte y en todo el continente. Además, no veo otra salida, no podemos cerrar nuestras economías ni apostar a la aplicación de aranceles a países exportadores del mundo y mucho menos debemos declarar la guerra comercial a nadie.
Pienso que lo mejor es ser eficientes, creativos, fortalecer nuestro mercado regional y competir con cualquier país o con cualquier región del mundo.
Desde luego, esto pasa por planear conjuntamente nuestro desarrollo. Nada de dejar hacer o dejar pasar. Deben definirse de manera conjunta objetivos muy precisos. Por ejemplo, dejar de rechazar a los migrantes, jóvenes en su mayoría, cuando para crecer se necesita de fuerza de trabajo, que en realidad no se tiene con suficiencia ni en Estados Unidos ni en Canadá. ¿Por qué no estudiar la demanda de mano de obra y abrir ordenadamente el flujo migratorio?
Y en el marco de este nuevo plan de desarrollo conjunto deben considerarse la política de inversión, lo laboral, la protección al medio ambiente y otros temas de mutuo interés para nuestras naciones.
Es obvio que esto debe implicar cooperación para el desarrollo y bienestar de todos los pueblos de América Latina y el Caribe.
Es ya inaceptable la política de los últimos dos siglos, caracterizada por invasiones para poner o quitar gobernantes al antojo de la superpotencia.
Digamos adiós a las imposiciones, las injerencias, las sanciones, las exclusiones y los bloqueos; apliquemos, en cambio, los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias. Iniciemos en nuestro continente una relación bajo la premisa de George Washington, según la cual las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos.
Estoy consciente que se trata de un asunto complejo que requiere de una nueva visión política y económica. La propuesta es ni más ni menos que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestras identidades.
En ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador, a petición y aceptación de las partes en conflicto, en asuntos de derechos humanos y de democracia. Es una gran tarea para buenos diplomáticos y políticos como los que afortunadamente existen en todos los países de nuestro continente.
Lo aquí planteado puede parecer una utopía; sin embargo, debe considerarse que, sin el horizonte de los ideales, no se llega a ningún lado y que, en consecuencia, vale la pena intentarlo. Mantengamos vivo el sueño de Bolívar”.
Sin atavismos, sin racismos, sin xenofobias y sin chauvinismos estériles, analicemos la propuesta de López Obrador, sería un nuevo amanecer para el continente y el mundo.
Habría que viajar, como nosotros hemos tenido la oportunidad, a todos los países a quien Bolívar ofreció su vida por su independencia y libertad.
Periodista y escritor; Presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; Secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP; Presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana, Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional y Académico de Número de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y www.clubprimeraplana.org, y el portal IRRADIA NOTICIAS.