EL PAPA: ESCENARIOS DE SU PARTIDA

Por Irradia Noticias
  • Mil 400 millones de católicos expectantes y en oraciones masivas

En la periferia del Vaticano, ya hay aproximadamente 200 medios de comunicación internacionales presentes o acreditados como televisión, radio, prensa escrita y digitales; todos con un permanente y único objetivo: informar sobre la delicada salud del Papa Francisco.

Con cientos de medios internacionales cubriendo el Vaticano, la Iglesia está bajo un escrutinio intenso. Esto amplifica cualquier declaración oficial o rumor, afectando la percepción pública del catolicismo. Por ejemplo, post´s en “X” muestran una mezcla de preocupación y especulación sobre la sucesión.

En el planeta, hay aproximadamente mil 400 millones de católicos. La expectativa de los acontecimientos y el desenlace están al máximo, parroquias en todo el mundo han comenzado oraciones masivas y aunque esto refuerza la unidad espiritual, también genera ansiedad si su estado empeora.

Se ha reiterado que el estado de salud del Papa es reservado y esto causa una inmensa inquietud y con justa razón, pues es de considerar que el Papa tiene 88 años, padece neumonía bilateral, ha presentado episodios de insuficiencia respiratoria aguda, broncoespasmos causados por moco endobronquial y sigue con ventilación mecánica no invasiva.

Nadie desea que ocurra lo inevitable al Pontífice, pero el impacto en la Iglesia Católica de un desenlace funesto, podría ser profundo y multifacético en estos momentos.

Un impacto inmediato sería poner en pausa el liderazgo de la Iglesia Católica. Aunque las decisiones cotidianas recaen en el equipo curial -secretaría de Estado y cardenales clave- la falta de dirección clara del Papa podría generar una sensación de estancamiento.

Hay que recordar que el Papa Francisco, sugirió hace tiempo, que consideraría renunciar si su salud le impedía cumplir con sus funciones, siguiendo el precedente de Benedicto XVI y si esto ocurriera, sería un evento histórico que podría normalizar las renuncias papales, pero también, generaría debates sobre la estabilidad del papado.

En el peor de los casos, si el Papa fallece o renuncia, la Iglesia entraría en un periodo de sede vacante. El Colegio Cardenalicio -actualmente con unos 130 electores menores de 80 años- tendría que convocar un Cónclave y esto plantea incertidumbre sobre la dirección futura, dado el legado progresista del Papa Francisco frente a sectores conservadores que buscan un cambio.

Es decir, el Papa ha impulsado reformas en temas de ecología, inclusión, lucha contra diversos tipos de abusos y entre otros, la Sinodalidad, que significa un camino de unidad, diálogo, servicio mutuo y colaboración entre los cristianos.

Más claro: su ausencia, podría frenar estas iniciativas, especialmente si el próximo Papa tiene una visión distinta, lo que podría dividir aún más a la Iglesia entre progresistas y tradicionalistas.

En la circunstancia de lo inevitable, el legado del Papa Francisco (2013-2025?), quedaría como uno de apertura y controversia. Sus encíclicas (Laudato Si’, Fratelli Tutti) y su estilo pastoral, han transformado la imagen de la Iglesia; pero también, ha polarizado a los fieles. Su ausencia podría consolidar o revertir estos cambios.

Actualmente, la Iglesia enfrenta retos como la secularización en Europa, el crecimiento en África y Asia, escándalos de corrupción y entre otros, abusos de diversas índoles sin omitir los sexuales. La salud del Papa Francisco y su eventual sucesión, determinarían cómo se abordan estos temas en las próximas décadas.

El Papa Francisco ha sido llamado «Papa del pueblo» por su cercanía a los marginados, y su sufrimiento público -neumonía y hospitalización-, puede reforzar esta imagen de humildad y sacrificio inspirando a los fieles, pero también, su ausencia, puede exponer la fragilidad del liderazgo centralizado de la Iglesia. Traducido: eso sería para ambos casos, un impacto importante, tanto en lo espiritual como en el simbolismo de esa institución religiosa.

¿Qué escenarios se avizoran? Enfocados en lo más optimista: si mejora, -pero queda agotado-, podría delegar más funciones, debilitando su autoridad directa y acelerando discusiones sobre su retiro. La Iglesia mantendría estabilidad temporal, pero con un liderazgo percibido como frágil.

Si renuncia, viviría como «Papa Emérito», coexistiendo con un nuevo Papa. Esto podría generar tensiones internas sobre quién tiene la verdadera autoridad moral, como ocurrió con Benedicto XVI.

En el caso de fallecimiento: Un desenlace fatal desencadenaría un Cónclave en semanas (15-20 días tras la muerte, según normas). El impacto emocional sería masivo, con millones asistiendo a Roma (como en 2005 con Juan Pablo II), y la Iglesia entraría en un periodo de introspección y posible polarización.

Se debe de contextualizar que el Papa nombró a más del 70% de los cardenales electores actuales, muchos alineados con su visión y en un Cónclave próximo, muy probablemente se elegiría a un sucesor con ideas similares, asegurando así una continuidad a largo plazo. Sin embargo; en una innegable pugna interna en el Vaticano, la minoría conservadora podría ganar terreno si se organiza en lo inmediato.

Finalmente, la combinación de la edad del Papa Francisco, la gravedad de su condición y el contexto global, no deja dudas a que este momento es un punto de inflexión y está en juego la continuidad de su legado o la ruptura para que un nuevo pontífice redefina con sello particular avalado por la curia aliada, el cómo, cuándo, dónde, porqué y para qué.

…así entonces, sin el Papa Francisco, los escenarios de su partida.

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