“¡No hagas daño a un periodista, porque lo pagarás toda la vida!”.
Una de las grandes ambiciones que cautivan y embelesan a quienes se sientan en la Silla Presidencial, es perpetuarse a como dé lugar en la Presidencia de la República… Salvo honrosa excepción, ningún Presidente de este País ha logrado sustraerse de esa magna tentación… En una microrevisión frente a determinados presidentes que ostentaron ese “macropoder”, citaré solo a dos o tres… Quizá el más alabado y reconocido en la historia de México, como Presidente de la República, lo es el Benemérito de las Américas Benito Juárez García, buen Presidente Mexicano, quien se mantuvo en el poder en los días aciagos del Imperio y la Invasión Francesa, tiempos en que se le considero ‘cuasi dictador’, porque se perpetuó en el poder ¡14 años! cuando los periodos presidenciales sólo eran de 4 años, del 21 de enero de 1858 hasta el 18 de julio de 1872… Que conste, por desgracia para él en esta fecha murió de lo que algunos registran en la historia como “angina de pecho” que es un tipo de cardiopatía coronaria que lo llevó a la tumba… Que conste, lo admiro y respeto, pero de no haber fallecido, Benito se habría mantenido en el poder de la Presidencia de México… Otro presidente ambicioso lo fue Porfirio Díaz Mori, quien ejerció el poder por primera vez del 5 de mayo de 1877 al 30 de noviembre de 1880, pero “atendiendo” las Leyes de Reforma y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, con toda habilidad dejó “electo” a don Manuel González Floresquien fue Mandatario del 01 de diciembre de 1880 al 30 de noviembre de 1884… ‘Don Manuelito’ como le decía Porfirio a su Sucesor Presidencial, también “democráticamente” permitió la reelección tras -su periodo presidencial de por medio-, para que Porfirio Díaz retornara al Palacio Nacional de tal fecha y se perpetuara en el poder por más de 30 años hasta que el pueblo se le reveló, estalló la Revolución Mexicana, lo sacara del poder y del País, para vivir en el ostracismo político de su destierro en París, Francia, donde están sus restos y no ha habido poder alguno que permita retornarlos a México, pese a su grandeza como militar durante la Invasión Francesa, pues sus abusos como Dictador pesan más que sus aciertos… Muchos mandatarios más pretendieron rebasar sus cuatrienios y algunos incluso como poder tras el trono, sólo fueron dictadorzuelos, tal es el caso de Plutarco Elías Calles, sacado del País por Lázaro Cárdenas,después de ejercer el mandato de 1924 a 1928 y luego “tras el trono” de Abelardo Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Emilio Portes Gil, ejerció el poder hasta 1934 cuando llegó Lázaro Cárdenas del Río, quien lo mandó al exilio hasta que sólo pudo regresar sin gloria alguna en 1945 para morir en México… Otros presidentes cayeron en la misma tentación como lo fue el caso más relevante de Luis Echeverría Álvarez, cuyos ánimos de convertirse en Primer Ministro equivalente a Dictador fueron tan notorios como ahora… Los siguientes mandatarios soñaron con lo mismo por eso de ser dictadores o “poder tras el trono”, pero la democracia, la partidocracia y las mexicanísimas revolturas sociales se les aparecieron en el camino, lo mismo a priistas que panistas, teniendo como gran titiritero de esas cuestiones a AMLO quien hoy vive en Palacio Nacional como Presidente de la República y también ha dejado entrever sus ánsias de perpetuarse o ser el poder tras el trono de este País… El porqué de la anterior sustentación, es porque Andrés Manuel López Obrador entre las muchas transformaciones y deformaciones que ha prohijado, tiene una pendiente, que parece ser su máxima ambición: Ejercer el Poder Ejecutivo, mantener como medio lo tiene o tener bajo su férula al Poder Legislativo, entre diputados, cenadores y la máxima de esas ambiciones, hacerse del Poder Judicial para poder hacer lo que le venga en gana en esta Nación, dejando transitar como lo hicieran Juárez, Porfirio, Plutarco y otros, los procesos electorales para dejar un rato la Presidencia de la República con Claudia como encargada, para ejercer el poder y retornar “democráticamente” en la siguiente vuelta, para seguir hasta donde aguante… ¡Esta es una suspicacia, sí, pero tiene su fondo como posible realidad…! ¡Ahí la dejamos! ¡Hasta mañana que será un día más!
