Magistrado o Magistrada es una palabra que proviene del latín Magistratus, la cual se ha utilizado en países de habla hispana para referirse a los que imparten o administran justicia, la Iuris dictio, es la principal función y que quiere decir: “quien dice el derecho a través de la sentencia” y que en la práctica es la juzga y hace ejecutar lo juzgado. Sin embargo, ¿Qué diferencia hay entre un Juez y un Magistrado?
Juez o Jueza, Magistrado o Magistrada en su respectivo género y disciplina o especialidad que juzgue, son los actores centrales del sistema de impartición y administración de justicia, de manera imparcial, para garantizar el cumplimiento de la Ley; a ellos corresponde desempeñar el papel fundamental de la justicia, consistente en dar una salida institucional a los conflictos que se presentan en la sociedad y asumir la responsabilidad de impartir justicia en forma imparcial, pronta, expedita, completa y gratuita, resaltando su quehacer principal que es la función judicial o jurisdiccional.
Héctor Fix Samudio, describe que la jurisdicción es “la función pública que tiene como propósito resolver las controversias jurídicas que se plantean entre partes contrapuestas y que debe resolver un órgano del estado en forma imperativa y en una posición imparcial”
Por otra parte, se puede definir que las diferencias entre un Juez y un Magistrado, es que el primero, tiene jurisdicción limitada, son la primer instancia para conocer y resolver controversias con motivo del cumplimiento o aplicación de leyes en diversas materias y la Magistratura, es el titular de un órgano judicial de jerarquía superior, que se encargada de impartir justicia en un Tribunal Colegiado y viene siendo la segunda instancia del Poder Judicial, su función principal es conocer de los juicios de amparo directo, la revisión contra las resoluciones emitidas por los jueces, entre otros.
Finalmente, la impartición de justicia en sus respectivas instancias, puede contribuir a generar un ambiente de estabilidad y equilibrio social, certeza y seguridad jurídica, coadyuvando de esta manera en mantener la paz y la tranquilidad social, así como generar un buen funcionamiento de la economía a través de las sentencias emitidas por juzgadores con excelencia técnica, humildad y diligencia, por supuesto que existen otras no menos importantes como la objetividad, imparcialidad, honradez, independencia y lealtad. Es la razón por la que se insiste que, un impartidor de justicia debe cumplir con un perfil cabal de responsabilidad, capacidad en la ciencia jurídica con base a una conducta ética y valores intachables en su actuar.