“¡Si causas mal a un periodista, lo pagarás toda la vida!”.
En el ámbito mundial casi en lo general y particularmente en nuestro País, el terrorismo y las masacres se han dado sin importar las docenas, cientos o miles de muertos, caídos asesinados bajo las armas de quienes conforman los grupos militarizados o fuerzas armadas comunitarias, denominadas ‘Autodefensas’ y de los tétricos fondos del llamado ‘Crimen Organizado’, donde se protegen miles de criminales ‘desorganizados’… Debemos recordar que en el caso de las fuerzas militarizadas de toda denominación, en casi todos los países ellos están para dar protección a las instancias e instituciones gubernamentales nacionales y de provincia como ocurre en México, con la férrea protección que dan al Gobierno de la República, a los gobiernos de los estados y los municipales prioritariamente y si pueden, a las comunidades, pueblos y sociedad que son términos intangibles, como también lo son eso de los habitantes y población, que cuando salen a hacer clamores, manifestaciones, marchas, plantones o mítines que no gusten, desagradan, molesten e inconformen a los presuntos todopoderosos de esos niveles de gobierno, son precisamente los militarizados quienes se encargan de cumplir órdenes, para desarticular y abatir todo ese tipo de movilizaciones, bajo los pretextos de la subversión, soberanía y los de mantener la tranquilidad y la paz social, sin importar cuántos golpeados, heridos, hospitalizados, detenidos, encarcelados, procesados, enjuiciados, desaparecidos o asesinados haya, como consecuencia del cumplimiento de esos mandatos para abatir a los “molestos insurrectos insubordinados”… Ejemplos de este tipo de atentados cumplidos por las agresiones militarizadas en el mundo los hay y ‘a pasto’… Ahí están entre otros tétricos hechos por esta criminalidad oficial, las represiones llegadas a grados de genocidio por los rumbos de la Plaza Roja de Moscú en Rusia; la de Tiananmén en China; los múltiples atentados represivos en ciudades de España, Francia, Italia, Alemania, Polonia, Siria, Irán, Palestina, Egipto, Marruecos, Grecia, Argentina, Sudáfrica, Chile, Perú, Bolivia, Nicaragua, Guatemala, Brasil, Estados Unidos y muchos países más, sin olvidar desde luego y por desgracia a México… Baste recordar aquí los acontecimientos sangrientos de Xenaló y muchos lugares más de Chiapas, así como en múltiples poblaciones de Oaxaca y Guerrero, como los sacrificados de Aguas Blancas y Ayotzinapa; al igual que por rumbos de Michoacán, Zacatecas, Guanajuato, Sinaloa, Sonora, Jalisco, la Ciudad de México –Tlatelolco– y cientos más de poblaciones, donde ‘el peso de las fuerzas militarizadas y policiacas’ se han cebado contra la población… Para nuestra desgracia, cada día somos ‘menos dejados’ por todos los rumbos del País, con respuestas agresivas a los militarizados y frente a los cuerpos de la presunta Seguridad Pública… Sumados a estas circunstancias de la creciente inseguridad y criminalidad, son decenas de miles los asesinados en México en esta etapa de la Cuarta Transformación, con más de 150 mil homicidios y más de 50 mil desaparecidos… Estas son las tétricas sumas oficiales que corresponden en parte a los multicitados militarizados y los cuerpos policiacos armados de todo tipo, junto con los no uniformados, a los cuales se suman las decenas de grupos denominados “autodefensas” en docenas de poblaciones rurales y lo peor, los sicarios reclutados por cientos que sólo cumplen órdenes de “sus patrones” del llamado Crimen Organizado, en su lucha por el poder que tienen y ‘sus guerras’ para controlar y dominar ‘las plazas’ en disputa, para lo cual por mucho han superado a las fuerzas del orden o desorden público, por el tipo de recursos, equipo y armamento con que cuentan, más la forma inmisericorde para acabar no sólo con sus contrarios, enemigos, sino enfrentar y abatir a las fuerzas gubernamentales y de paso llevarse en sus peligrosos caminos de guerra a cuántos se atraviesen aún sin tener nada que ver con esos problemas, por lo cual resultan victimizados y hasta sacrificados, quienes sólo son números fríos de las estadísticas gubernamentales, que llenan de dolor y duelo a los huérfanos, viud@s, familiares y cercanos… ¡Qué tiempos indeseables de inseguridad vivimos! ¡Hasta mañana que será un día más!