En el inicio de este siglo de borrascosos e inéditos sucesos, en el 2000, el triunfo de Acción Nacional con Vicente Fox en la elección más limpia y democrática de la historia de México, convirtió a Ernesto Zedillo en el último de quince presidentes consecutivos del PRI, creando un hito en la historia democrática del país.
El 1 de diciembre de 1994, tras una designación originada en la tragedia, Ernesto Zedillo asumió la primera magistratura del país, por consecuencia, sin el intervencionismo decisivo de los tradicionales procedimientos de fraude. Recordemos la tristemente célebre caída del sistema, inventada por el hoy morenista Manuel Bartlett, que truncó de manera fraudulenta la que habría podido ser la primera alternancia política desde el final de la Revolución.
En ese entonces, era imposible ignorar la maquinaria priista, como el uso de recursos públicos, el empleo abusivo de los medios de comunicación y el borreguismo en el voto a cambio de “moches” en los sectores y cuadros clientelistas del partido en el poder, el PRI. A pesar de ello Zedillo, sin sorpresas, se hizo de la victoria por delante de Diego Fernández de Cevallos, del conservador Partido Acción Nacional, y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática.
Ernesto Zedillo en su sexenio, como era lógico, continuó con el modelo privatizador de Carlos Salinas de Gortari, fueron privatizados puertos, aeropuertos, concesiones mineras, ferrocarriles, satélites, producción de energía, exploración petrolera y el negocio del gas. Se concesionó también la prestación de servicios públicos como los sistemas de agua potable, de limpia, y el tratamiento de aguas residuales. Se permitieron los onerosos rescates de la banca, de las aerolíneas, de los ingenios azucareros y de las carreteras, entre otros, todos privatizados en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
La política privatizadora de Ernesto Zedillo cruzó por diferentes actividades económicas, incluyendo sectores considerados como áreas estratégicas para la seguridad del Estado, y cuya apertura al capital privado, tanto nacional como extranjero, no hizo sino colocarlo en situación de vulnerabilidad frente a los poderes fácticos. Con ello dio cimiente a la oposición que ya tenía sobrada presencia al haber superado al poderoso partido PRI, dio primario argumento electoral a AMLO quien fue recopilando la serie de pendejadas cometidas en la posteridad por los tres siguientes mandatarios que nunca leyeron la historia creada a su derredor.
Dije, colocarlo en situación de vulnerabilidad frente a los poderes fácticos, con López Obrador, estamos padeciendo la retro acción privatizadora sin una manifiesta nacionalización o expropiación, simplemente con la destrucción, cancelación o inmovilización fáctica de todo lo que represente a la época del el neoliberalismo, con una lesión económica que deja a la realizada por los ex mandatarios Salinas de Gortari y Zedillo Ponce de León, en una posición secundaria, pero, de alto riesgo para el Estado Mexicano, con la pérdida de su libertad, su democracia, de los derechos humanos y de la libre expresión.
En una cuestionada visita a la Ciudad de México, participando como conferencista magistral en un acto privado de análisis económico y financiero de los países de Latinoamérica, Ernesto Zedillo Ponce de León, hizo aparición con bivalente efeméride.
Este regreso cobra relevancia en el contexto actual, ya que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha intensificado sus críticas hacia Zedillo, particularmente por su participación en la reforma al sistema de pensiones, la desaparición de los ferrocarriles y el manejo del Fobaproa. A manera de respuesta, el también académico de la Universidad de Yale, en los Estados Unidos, Ernesto Zedillo recordó que en el pasado hubo quienes se apoderaron del gobierno con apoyo de los militares, y que los liderazgos populistas han aprendido “cómo funciona el sistema”, también, al buscar “erosionar la democracia”, según él, se crea un problema muy serio, debido a que, mediante la demagogia, el populismo y el engaño es como se accede al poder.
Reconoció que “algunas políticas del pasado” provocaron el espacio para el renacimiento del populismo, esto posiblemente a lo hecho y mal hecho por los gobiernos priistas y panistas. Además, aseguró que el mayor reto que tiene la sociedad actualmente es proteger la democracia para evitar esta regresión que vemos en algunos países, particularmente en el nuestro.
Ernesto Zedillo aprovechó para asegurar que al populismo le interesa tener un Congreso “sumiso” y mayoritario, posiblemente para la aprobación de reformas y leyes a placer; sin embargo, al ser rechazados por otros poderes del Estado que tratan de hacer su trabajo, apegándose a la Constitución, buscan la manera de reintegrarlos con personas que no estén dispuestas a hacer lo que dice la ley, sino “a lo que quiere y desea el soberano”. “¿Es realmente una democracia cuando se debilitan los contrapesos, cuando se cuestiona la legitimidad del Poder Judicial, cuando se atacan otros órganos del Estado?”, cuestiona Zedillo.
En tema electoral, Ernesto Zedillo asegura que al populismo le interesa tener un Congreso “sumiso” y mayoritario, sin embargo, en la elección del 2024, el llamado “Corredor Azul” en el Estado de México, encabezado por Josefina Vázquez Mota, puede ser el fiel de la balanza para obtener las Diputaciones que sean las qué, desequilibren democráticamente al Congreso, inclinándolo hacia el Frente encabezado por Xóchitl Gálvez, negando “el carro completo” a la Heraldo Morenista, Claudia Sheinbaum y al tenedor de “otros datos” en un quinquenio de destrucción de cuarta, Andrés Manuel López Obrador.
¡Amigos la semana tiene siete días y ¡gracias a Dios es viernes!!