CURUL… Ultimada arteramente como lo fue la legisladora Gabriela Marín Sánchez, han transitado sus días de duelo para los suyos y algunos del Congreso del Estado, ahora todo parece indicar que las inquietudes, aspiraciones y ambiciones se desatan en pos de ocupar esa curul que tiene como antecedente la del diputado fallecido Juan José Yáñez y luego la ocupación temporal del presunto lésbico gay, Roberto Yáñez quien la ocupó como procedente de la comunidad LGTB… Tras la sentencia que favoreció a Marguis Zoraida del Rayo, quien enfrentó un juicio por haber logrado una ‘jubilación dorada’ inmerecida por la cual tendrá que resarcir los recursos recibidos a la Cámara de Diputados, hoy por cuestiones turbias de la política, parece que ella será la legisladora ungida para ocupar la curul de la extinta Gabriela Marín… Desde luego, esto tendrán que decidirlo las instancias y los tribunales electorales… ¡Estaremos al pendiente!
EJÉRCITO…El acuerdo legislativo de nuestros diputados federales y senadores, la gran mayoría de ellos poco ilustres ha dejado sembrada e instaurada por Ley la presencia que habremos de tener, atender y a la cual nos deberemos acostumbrar todos los mexicanos, por el tránsito de las fuerzas armadas con soldados del Ejército y la Marina con su vigilancia y patrullajes en nuestras calles, quizá por igual y sin distingo en todas las rancherías y poblados a donde se atrevan a entrar, al igual que por los barrios, colonias, pueblos y diversos espacios urbanos de las pequeñas o grandes ciudades… Esto de acostumbrarnos, será porque hasta el año 2028 los soldados armados harán presencia y recorridos con autorización para cumplir como policías y de ser necesario intervenir en las confrontaciones y conflictos sociales civiles, así como en las acciones bélicas que ahora someten a grado de terrorismo a pueblos y habitantes de decenas de lugares a lo largo y ancho de ese País… A manera de referencia histórica, recuerdo que luego de la Revolución Mexicana y la llamada Revolución Cristera, el Ejército tuvo presencia con sus destacamentos y pelotones en casi todos los municipios y decenas de poblaciones del País, cuando pernoctaban en las presidencias municipales o espacios oficiales donde recibían las atenciones correspondientes para su subsistencia, y hacían rondines por las calles, de ciudades, barrios, colonias y poblaciones a donde repito, se atrevían a entrar pues las condiciones levantiscas aún prevalecían… Como detalle social por los espacios de convivencia, tanto en los billares como en las pulquerías, bares, cantinas, algunos hoteles, restaurantes y hasta fondas, “les marcaban su raya”, con un letrero que decía: “Se prohíbe la entrada a menores de edad, mujeres y uniformados”. Lo de las mujeres, era en particular por los lugares que expendían bebidas embriagantes… Sin embargo, en muchos de esos espacios los soldados se atrevían a entrar; se les pedía que no lo hicieran armados, pero no faltaban algunos que con cierto grado militar o sin él, en forma soberbia y con petulancias mandaban al demonio a quien se los solicitara… Esperamos que esto que ocurría en aquellos tiempos de los años 30s, 40s, 50s y hasta los 60s del siglo pasado, no se vuelva a repetir… Si las Fuerzas Armadas, Marina y Ejército tienen la autorización del Gobierno de la República para transitar nuestras calles, esperamos que de verdad sea para darnos tranquilidad y seguridad a los habitantes de todos los poblados y ciudades de México sin distingo y no sólo para garantizar a los del Gobierno su protección y estabilidad frente a los clamores y reclamos de la sociedad civil… ¡Ahí la dejamos! ¡Hasta mañana que será un día más!