“¡No hagas daño a un periodista, porque lo pagarás toda la vida!”.
Apreciados Lectores:
Este domingo 15 de junio, recordaremos como es tradición el Día del Padre, en el marco de él, muchos estaremos en la cercanía del Hombre que nos dio la vida, del Abuelo o del adulto joven o viejo que nos dio vital apoyo en algún momento de nuestra existencia… Recordemos al Padre que nos dio su sangre, al adulto o viejo que nos dio apoyo, consejo, orientación, alimento, techo, vestido, zape o coscorrón para corregirnos, abrazo, afecto, cariño y tanto más que tal vez todos hemos recibido de algún adulto cuyo cobijo bien recordamos y agradecemos… Por Él, por ellos y para ellos dejo aquí el bello Poema ‘Viejo’ como un regalo y grato recuerdo en memoria de quienes algo nos dieron en algún momento de nuestra vida… Por favor, disfrútenlo ¡y si es posible exprésenlo al Viejo de su cariño, querencia y amores! Este Poema es parte de mi Obra Poético-Literaria y fue galardonado en 1999 por la Academia Mundial de Arte y Cultura en el marco del XIX Congreso Mundial de Poetas.
VIEJO.
Autor: Pablo Rubén Villalobos.
Viejo: Déjame decirte, Viejo con un afán reflexivo; decirte Viejo, mi Viejo, sin afán peyorativo. Déjame tender mi mano y con la tuya estrecharla, mientras te digo que te amo, viejo amigo en esta charla. Déjame invocar a Dios, para jurar ahora y siempre, que tu carácter y voz me hicieron hombre de temple. Que tu silencio elocuente fue una parte de tus dones; por mis fallas tan frecuentes… Te pido que me perdones. Que me enseñaste a crecer, que eres el ejemplo y guía que viene a fortalecer mi sendero cada día. Déjame decirte, Viejo, que ufano estoy y por eso, cada que de tí me alejo en tu frente dejo un beso. Que si volviera a nacer, jamás nunca dudaría si me dieran a escoger… ¡Tu sangre yo pediría! | Que si el brillo de tus ojos se extinguió como destino, fue para quitar abrojos e iluminar mi camino. ¡Que reconozco hoy como hombre que siempre fuiste benigno, no tan sólo al darme nombre, sino para hacerme digno! Que tu palabra sincera, firme y fuerte en ocasión, me pareció ayer quimera… Y al fin, fue mi formación. Que en esas sienes plateadas y en el temblor de tus manos, se reflejan cual puntadas la unidad de mis hermanos. Que por tu esfuerzo formados como seres, hoy prolijos, tus consejos, ya son dados, a los hijos de tus hijos. Déjame decirte, Viejo, que aunque no haya cercanía, diario en mi mente festejo que no hay de tí, lejanía. Decirte que te recuerdo con respeto en mi oración; que cuando de tí me acuerdo, hay profunda admiración. | Que esta lágrima que ves, refleja mi pensamiento, pues no sabe de altivez y aflora por sentimiento. Que cuando te vengo a ver, y luego, cuando me alejo, le pido a Dios llegue a ser un Viejo, ¡Como mi viejo! Y que tiempo mucho tardes en cumplir vida y destino… ¡Señor! Te pido retardes el final de su camino. Mas cuando llegue el momento al Padre de mi oración, ¡Le pediré por mi viejo, con toda veneración! ¡Déjame decirte, Viejo! -Y que mi verso lo grave- ¡Que fuiste siempre mi viejo! ¡Un viejo digno, y buen padre! |
¡Felicidades Papás…! ¡Hasta mañana que será un día más!