Al día siguiente de la toma de protesta de Jesús Alejandro Vera Jiménez, como rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, fue publicada la Gaceta UAEM, el 15 de marzo de 2012, con el número 420. Por supuesto, la edición estuvo dedicada a resaltar la personalidad, la trayectoria y el proyecto de Vera, a través de la narración del proceso sucesorio.
En esa publicación, Vera Jiménez, hoy prófugo de la justicia, resumió los objetivos institucionales de su gestión: “equilibrio financiero, infraestructura moderna y funcional y, sobre todo, la certidumbre laboral de los trabajadores que aportan su quehacer a ésta, la máxima casa de estudios de la entidad”. Para ello, propuso una reforma integral de la institución, simplificación de los procesos de gestión, búsqueda de fuentes alternas de financiamiento que permitieran la viabilidad financiera y más, que hoy suena a puro bla, bla, bla.
Y no porque no haya quienes sí han contribuido en forma comprometida y cabal con la UAEM, sino porque sobre él, sobre Alejandro Vera, pesan serias acusaciones, al mismo tiempo que la problemática de la máxima casa de estudios de Morelos no sólo sigue siendo la misma, sino que se ha agravado. Vera Jiménez resolvió su viabilidad financiera personal, pero no la de la UAEM, encontró fuentes alternas que aprovechar, como la candidatura a gobernador y luego un puesto en la actual administración. Sin embargo, la oferta oficial por información que lleve a su captura ronda los 100 mil pesos.
El caso de Vera es inédito en varios sentidos. No porque antes no haya habido corrupción en la UAEM. No porque no haya habido quienes se favorecieron en forma indebida, por ejemplo, a través de las nóminas secretas y los contratos logrados con el tráfico de influencias e incluso rectores que pasaban más tiempo en la fiesta que en su oficina. Es inédito, porque por primera ocasión, una vez que lo capturen y sea llevado a juicio, podrían deslindarse responsabilidades y castigarse a otras personas que se coludieron con él. Queda claro que no pudo haber actuado enteramente solo.
En estos momentos está evadido de la acción de la justicia, en palabras coloquiales, se dio a la fuga, pues, y la autoridad no ha podido dar con su paradero. Sus antiguos defensores y aliados hoy guardan silencio. El tema parecía casi olvidado, pero el recordatorio de la Fiscalía Anticorrupción local sobre la recompensa, que sigue vigente, justo cuando la UAEM atraviesa una nueva crisis, nos lleva a la reflexión de nueva cuenta.
¿Qué es lo que le ha pasado a la Universidad -y también a otras instituciones- que, al paso de los años, en lugar de que mejoren, van en decadencia? ¿Hasta dónde han sido ineficientes, incapaces o de plano perversos y ladrones quienes se han encargado de administrarla? Hoy por hoy, quien presuma de haber sido funcionario universitario en áreas vinculadas a la administración de recursos y la contraloría, debería esconder su cara de vergüenza, por haber sido parte de la dramática situación a la que la llevaron.
Mire usted, un botoncito de muestra: resulta ridículo que pretendan otorgar a los trabajadores un 3.5% de aumento salarial, frente al aumento del 22% a los salarios mínimos ¿no le parece?
Y para iniciados
La desesperación de Andrés Manuel sigue creciendo. Su discurso de pureza republicana, sin corrupción y en austeridad, se cae a pedazos. Cada explicación y cada ataque que lanza se le revierte. Por más que intenta desviar la atención hacia cuánto ganan los periodistas y a la confabulación hasta del gobierno de Estados Unidos, en su contra, el tema de la “casa gris”, lo sigue teniendo en jaque, a tal grado que parece más importante en las mañaneras la persecución contra periodistas que los graves problemas nacionales, que no ha podido resolver.
La información es PODER!!!