VEJACIONES EN OFICINA DE PASAPORTES DE LA SRE EN CUERNAVACA

Por Irradia Noticias

El siguiente caso confirma el despotismo, la prisa, los malos tratos, la improvisación, la falta de educación, la nula vocación de servicio, el olvidar que los ciudadanos son sus verdaderos jefes, la acumulación de trabajo y muy probablemente el pésimo ejemplo transmitido al personal desde las más altas esferas de la dependencia, que en este caso es la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) a cargo de Marcelo Ebrard, en forma piramidal hasta las oficinas emisoras de pasaportes diseminadas a lo largo y ancho del país. Desglosemos.

Los hechos ocurrieron este jueves 24 de marzo de 2022 en la representación de la Secretaría de Relaciones Exteriores situada en la Plaza Los Arcos de Cuernavaca, en la esquina de la avenida Plan de Ayala y la calle Teopanzolco, en la colonia del mismo nombre.

Previa cita, dos menores de edad y su madre adoptiva se presentaron solo para recibir pésimos tratos y que les fuera rechazada la petición para que los niños obtuvieran los pasaportes, luego de ser atendidos por la trabajadora encargada del módulo tres de la oficina, cuya principal característica es estar siempre aglomerada por solicitantes de tan ansiados e indispensables documentos.

La madre adoptiva y los menores, cuyos nombres omitiremos para evitarles una nueva victimización, llegaron puntualmente a las cita fijada a las 13:00 horas. La empleada les dijo a los tres que se sentaran en las dos sillas del módulo. La mamá le preguntó si podía utilizar una silla disponible, del módulo uno que no estaba operando, a lo cual la empleada se negó. Los menores tuvieron que sentarse encimados sobre una silla, por cierto, bastante deteriorada. 

La mujer no sólo rechazó la petición de que los menores obtuvieran sus pasaportes, sino que también realizó comentarios desagradables en presencia de los menores, quienes perdieron a sus padres de forma trágica. Ambos fueron asesinados hace varios años.

Aquí vino lo peor. Pese a la presentación de un documento judicial en el cual se explica la causa de la falta de la presencia del padre y la madre, así como la patria potestad concedida a la madre adoptiva, la empleada de la Secretaría de Relaciones Exteriores se negó a leerlo, y rechazó por completo la petición de los pasaportes. Al contrario: de la manera más aberrante exigía que por lo menos ¡estuviera el papá de los niños! Eso de inmediato provocó una lamentable reacción emocional en los menores, quienes durante varios años han tratado de superar la trágica muerte de sus progenitores.

La madre adoptiva explicó que, hace seis meses, en ese lugar tramitó los pasaportes, pero que en esta ocasión el comportamiento de la empleada fue agresivo, intolerante, inhumano e hiriente, tanto para con sus hijos como para ella. No sólo el tema de sacar cita para obtener pasaporte es complicado, sino el trato de los trabajadores a los solicitantes es sumamente agresivo, y en ocasiones ofensivo. En esta ocasión, la madre adoptiva pasó momentos terribles al tratar de que no se volviera a mencionar la forma en que los papás de los niños fallecieron, pero la trabajadora de Relaciones Exteriores repetía en que al menos el papá debería presentarse. La madre insistió y volvió a insistir en que leyera el documento judicial, pero se negó a hacerlo.

Asimismo, una y otra vez la mamá adoptiva solicitó a la empleada, de la manera más atenta, hablar a solas con ella, pero se negó, aduciendo que no era ella, la madre, quien solicitó los pasaportes, sino los niños quienes, hasta ese momento, estaban aterrados.

Fue evidente que, por la ineptitud de una trabajadora de la oficina de la Secretaría de Relaciones Exteriores, repito, ubicada en la Plaza Los Arcos de Cuernavaca, los niños de 10 y 13 años de edad no lograron obtener los importantes documentos. Y utilizamos el adjetivo “inepto” porque es un término que deriva del latín “ineptus” cuyo significado es “no apto”, es decir, se utiliza para definir a una persona que no es apta para realizar alguna actividad.

Tal ineptitud quedó demostrada cuando la trabajadora de la Secretaría de Relaciones Exteriores (a pesar de que supuestamente tenía conocimiento de la situación legal de los niños porque -suponemos- leyó los documentos), expresó frente a los pequeños que para entregar los pasaportes necesitaba al papá, a pesar de que en los documentos que se le entregaron y medio leyó se indica que los padres biológicos fallecieron de manera trágica, por lo que el juez concedió la patria potestad de los menores a la hermana del progenitor.

Lo anterior era justamente lo que mamá adoptiva quería evitar: que los niños pasaran un mal rato o un momento incómodo, pero a la trabajadora no le importó y de manera insistente repitió que era necesaria la presencia del padre. Es obvio que nunca leyó la documentación ni tampoco lo hizo al momento ante las peticiones de la mamá adoptiva. 

En resumen, los niños no obtuvieron el documento oficial, pero sí vivieron momentos tristes al recordar que sus padres ya no están con ellos y, sobre todo, su trágica muerte.

Aquí es necesario reflexionar sobre la necesidad de que la Comisión de Derechos Humanos de Morelos, así como su homóloga nacional, e igual los congresos estatales de diputados pongan atención a lo que está ocurriendo con los niños que, a causa de la incesable violencia a lo largo y ancho del país, han quedado huérfanos e inmersos en el absoluto desamparo. Por lo pronto, deben enfocar su atención a la oficina expedidora de pasaportes de la Secretaría de Relaciones Exteriores de Cuernavaca, donde la mayoría de ciudadanos son vejados de diferentes formas.

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