Con esta publicación se cumple un año de expresar mi opinión respecto a temas que he considerado de interés no solo personal, sino para quienes amablemente disponen de algunos minutos para leer acerca de asuntos en los que he estimado que tanto Usted como yo, podemos considerarnos “Tercero Interesado”; en ello, he privilegiado aquellos que son parte de la agenda política, de la vida pública y el desarrollo social que sin duda nos competen a todos.
Es un ejercicio interesante en el que algunos me reclaman –con razón–, el no ser más incisivo, más crítico; sin embargo, mi posición en el servicio público me obliga a la mesura y congruencia; por otro lado, para algunos oficiosos de piel sensible, he merecido ataques por no tomar una postura dogmática y oficialista; lo anterior es natural, es parte de la dualidad, de la pluralidad humana, de la cual han surgido también valiosos y afectuosos comentarios de amigos, de familiares y, sorprendentemente de varias personas, quienes sin tener el gusto de conocer, me hacen llegar sus comentarios, sus críticas y análisis, así como la expresión de su coincidencia o discrepancia con mis opiniones, lo cual enriquece sobremanera el debate, el intercambio de ideas y opiniones que construyen y fortalecen el interés y participación en cuestiones que impactan nuestra vida diaria.
Debo decir que es una práctica que requiere dedicación y disciplina para cumplir con su publicación en tiempo y forma, que conlleva el valor agregado de mantenerme informado, de obligarme a buscar los espacios de lectura que me permitan conocer, al menos lo básico, respecto al tema en turno, así como el interesante proceso de decisión de sobre qué escribir, lo cual no es fácil cuando se es “juez y parte” de alguna manera del sistema político y se opina sobre política. Expreso mi gratitud a quienes me brindan valioso espacio en sus medios de comunicación y, claro, a quienes disponen parte de su tiempo para su lectura.
Tras el recuento, volvamos a nuestros temas. Estamos a unos días de saber quién será la próxima o el próximo candidato a la Presidencia de México por parte de Morena e igualmente, del denominado Frente Amplio por México, como parte de un proceso electoral adelantado tal vez, pero sin duda parte del presente, cambiante minuto a minuto, en torno a nuestro desarrollo político y vía de definición del país al que aspiramos, voluntad que quedará plasmada en la expresión de la mayoría en las urnas, de la cada vez más próxima jornada electoral del domingo 2 de junio de 2024. Mientras tanto, son muchos los temas de la agenda, de la vida pública, pero algunos son más sensibles, como la salud, el empleo y la educación; otros más, duelen sobremanera, como la justicia y la seguridad; en ello comento como ejemplo algunos temas.
El nivel de desarrollo democrático que, como país hemos alcanzado, debe impedir que en pleno Siglo XXI, sigan existiendo los presos políticos y el uso faccioso de la justicia para anular los francos derechos políticos de ningún ciudadano, es incongruente intentar anular el arraigo político con un arraigo domiciliario.
Igualmente, lastima la indolencia de los alcaldes, de la autoridad policial, ante la inseguridad pública que acecha no solo a las colonias de la periferia en los municipios más alejados, sino a las colonias más céntricas y a escasos minutos de las sedes y oficinas de gobierno en las capitales estatales, donde el robo de vehículo y a casa habitación, el asalto, la violencia, crecen día a día ante la impunidad que se desprende de la omisión de quienes deberían trabajar para protegernos, pues el monopolio legítimo de la fuerza pertenece, –debe pertenecer– al Estado, cuya función primaria es la de salvaguardar a la ciudadanía, ejemplos sobran, pero sobresale el caso de Xalapa, capital de Veracruz, que ha pasado de ser la Ciudad de las Flores, a ciudad del florecimiento de la delincuencia.
Como sociedad, no podemos permitir, por ningún motivo, que la inseguridad, la injusticia y la violencia sean parte constante del entorno que anteceda y acompañe al proceso electoral.