Deberíamos estar en alerta máxima tras la publicación de los legisladores de Morena donde acusan a los opositores y críticos al gobierno de Andrés Manuel López Obrador de Traición a la Patria. Es la más clara expresión de su aval al camino autoritario que se está construyendo todos los días en México.
Dar por sentado que la oposición a una corriente ideológica, a un proyecto político o a un gobernante es Traición a la Patria va contra toda la lógica de los principios democráticos, los derechos políticos y las libertades civiles. Significa reducir las opciones de participación política, del derecho a la información y la libertad de expresión a una sola, a la oficial, a la que encabeza una sola persona. Y eso no es más que autoritarismo.
La Traición a la Patria esta tipificada como delito en dos Códigos. Por un lado, en los artículos del 203 al 205 del Código de Justicia Militar, con penas que van desde 5 hasta 60 años de prisión, dependiendo de la gravedad de la falta y el nivel de participación del inculpado. Y, por otro lado, para los civiles, el Código Penal Federal, en los artículos del 123 al 126, establece penas de 2 a 40 años, claro con sus respectivas multas, según el caso.
En estas leyes, en ningún caso, de los enlistados como delitos de Traición a la Patria, puede encontrarse que por ser crítico u opositor merezca alguien ser castigado en ninguna forma. Pero suena muy fuerte e intimidante. Es como decirle a usted que, si es crítico, que, si tiene un pensamiento propio, diferente del que exponga el presidente, en automático lo considerarán a usted como un delincuente y podría ser tratado como un Traidor a la Patria.
No hace falta ser ningún experto en nada para darse cuenta de que eso suena muy fuera de lugar, deschavetado, por parte de quien se asuma como demócrata y más bien es un argumento propio del autoritarismo. En este caso se trata de AMLO y sus seguidores a ciegas, sus incondicionales, cada vez más lejos no sólo de la democracia y la ley, sino alejados ya del piso de la cordura.
El señalamiento y la condena de los críticos y opositores a López Obrador es mucho más que un simple disparate, carente de fundamentos legales, del que no habría que preocuparse, porque se trata sólo de una pifia de las muchas en el discurso de los morenistas. La gravedad de estas acusaciones no estriba en la ignorancia que exhibieron los senadores, muy a tono con la que exhibe cotidianamente AMLO en sus conferencias mañaneras.
De todas las actividades enlistadas como delitos considerados de Traición a la Patria, únicamente podrían encuadrarse legalmente, aunque de forma mañosa y dolosa, las conductas como, por ejemplo, oponerse a la reforma eléctrica propuesta por AMLO, bajo el argumento de que quienes lo hacen cometen actos contra la independencia o la soberanía, para someterlas a personas o grupos extranjeros. Y, si se las cuadran, podrían privarlas de su libertad hasta por cuarenta años, o al menos un par de años mientras dura la investigación y el juicio.
Para su servidor, más que respaldo al presidente, los morenistas firmantes acometen contra la oposición y siembran terror entre quienes deberían tener garantizado su derecho a disentir. Como no convencen por las buenas, con argumentos, ahora recurren a la amenaza velada, porque acusar de Traición a la Patria no es un asunto menor. Mucho cuidado, las señales del creciente autoritarismo ya son demasiadas.
Y para iniciados
Las facultades histriónicas de López Obrador ya están por emular a las de López Portillo. Y aunque es muy bueno para la actuación pública, para victimizarse, para desviar la atención, nada más no ha podido superar el tema de la ahora llamada “casa gris” donde lujosamente vivió su hijo mayor. En lugar de responder con argumentos, con documentos, sigue tratando de dar otro tono al tema, atacando al periodista, tratando ahora de usar al INAI para que sean revelados datos personales de Loret de Mola, de su familia y de sus socios, cuando el INAI fue creado precisamente para todo lo contrario, para proteger los datos personales. Sería una auténtica pena que el presidente lograra vengarse haciendo uso de las instituciones. Como dijo el cantante… a dónde vamos a parar.
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