Resulta evidente que, con temas político-electorales y los rollos Macuspanos la atención a otros se minimice, algo está ocurriendo en torno al TMEC y que poca atención se le ha brindado, sin embargo, los movimientos en lo oscurito de varios sátrapas valen en mucho el observarlos.
Con la finalidad de impulsar una política pública que favorezca un sistema agroalimentario justo, saludable, sustentable y competitivo en el campo mexicano, surgió en febrero de 2019 el Grupo Intersectorial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (GISAMAC), conformado por siete secretarías de Estado, con la participación de la Procuraduría Agraria y varios organismos sectorizados de cada dependencia.
Grupo liderado por personajes por demás de ideología radical que pretenden reformar profundamente el orden político, científico, moral e incluso religioso, comprometiendo internacionalmente a México con sus inteligentes actuaciones. Entre otros están: el satánico doctor Hugo López-Gatell, Raquel Buenrostro Secretaria de Economía y ex jefa del SAT; el subsecretario de Agricultura, Víctor Suárez; y la titular del CONAHCYT, Elena Álvarez-Buylla. Dentro de sus atinadas selecciones Hugo López-Gatell invitó al doctor Víctor Manuel Toledo Manzur, ex secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a asumir el liderazgo del Grupo.
El objetivo principal de GISAMAC es que cada dependencia o entidad, con base en las atribuciones y facultades conferidas, atienda dentro de sus planes sectoriales las problemáticas inherentes a su sector y que los objetivos, estrategias y acciones de cada una se realicen de manera coordinada y articulada, para alcanzar lo planteado por el Plan Nacional de Desarrollo. O sea, concentrar el poder en un organismo secundario que cumpla el implante populista de la Cuarta T.
Como menciono, este grupo ha metido en serios problemas a nuestro país. Tras cinco meses de consultas técnicas entre estas “científicas” celebridades y autoridades de comercio de Estados Unidos, aquellos no cedieron en su postura prohibitiva del maíz transgénico, por lo que la Casa Blanca ha elevado la disputa a un panel de resolución de controversias dentro del marco del tratado de libre comercio, el TMEC para impugnar la prohibición por este tipo de cultivo.
El Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador anunció por decreto el 13 de febrero, que los cultivos transgénicos ponen en riesgo cultivos nativos “ancestrales”, los cuales constituyen un pilar de la alimentación y gastronomía mexicana, soslayando la modernidad en las técnicas de cultivo. Todo apunta para que, el gobierno mexicano pierda la disputa y termine pagando carísimo la obsesión de estos personajes que anteponen su ideología a la ciencia.
El grupo en lugar de estar a la ofensiva deberían de haber hecho estudios para posicionarse a la defensiva brindando ciertas convenientes concesiones si quisieran evitar un panel de solución de controversias con Estados Unidos y Canadá.
Algo muy similar ocurrió durante el gobierno de José López Portillo (1976-1982), el agotamiento del modelo agrario mexicano posibilitó la emergencia de una de las políticas alimentarias más ambiciosas al crear el Sistema Alimentario Mexicano (SAM) que concibió dos objetivos fundamentales: recuperar la autosuficiencia en la producción de maíz y frijol al terminar el sexenio (1982) y otros productos básicos en 1985; y mejorar la distribución de alimentos en aras de reducir en un tercio el número de familias con desnutrición.
Esta propuesta no obtuvo el éxito deseado por dos factores: en primer lugar, al ser un programa multinivel, el SAM necesitaba una gran cantidad de recursos económicos, materiales y humanos para su funcionamiento, los cuales fueron restringidos tras la devaluación del peso y la crisis económica de 1982.
Durante la década de los años ochenta, la gradual apertura de la economía al exterior desmanteló y volvió obsoleto al extenso aparato proteccionista que se había construido, fue así como en 1985 se tomó la decisión de ingresar al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), lo cual le daba a la política de liberalización comercial un marco institucional de mayor permanencia para los siguientes años.
Así, en unos cuantos años, la estructura productiva del país se modificó de manera acelerada, gracias a la implementación del modelo neoliberal sustentado en los acuerdos alcanzados por el Consenso de Washington y que prevalecieron tras haber inducido al país a la economía global con su inserción en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que diera origen al TMEC. Una de las ventajas del tratado es que cuenta con reglas claras para resolver las desavenencias entre socios comerciales y así brindar certidumbre a todas las partes.
Los gobiernos mexicanos dolosamente crearon y siguen creando aparatos que les permita el hacerse de fondos de manera velada, CONASUPO con Gustavo Díaz Ordaz y SEGALMEX con López Obrador empresa que es señalada como “la Estafa Maestra de la 4T”.
En fin, está visto que las decisiones técnicas, económicas o administrativas son rebasadas por retro fundamentos chauvinistas que dictan la importancia de como comer elotes asados transgénicos en lugar de preponderar a nuestro país en el lugar que tenía en el concierto global.
¡Amigos les dejo como siempre un saludo con mucho afecto!