Nadie pone en duda de que el tiempo de la participación, activa y efectiva, de las mujeres en la política mexicana ha llegado. Luego de muchas décadas de lucha, venciendo las resistencias de un machismo que se niega a ceder espacios, forzando incluso con reformas a las leyes para equilibrar la competencia electoral, tocará a muchas mujeres enfrentar y resolver graves problemas nacionales, regionales y locales.
Y no sólo se trata de las mujeres con carrera al interior de los partidos políticos, sino de todas aquellas que desde la sociedad civil se han ocupado de prepararse, desarrollar competencias y habilidades y no dejarse ningunear o manipular por los hombres del poder.
Ha sido un largo camino. Al principio, fue la victoria, aunque internacionalmente tardía, en el reconocimiento de sus derechos electorales, votar y ser votada, hace alrededor ya de casisetenta años en México. Luego, la obtención de sus primeras candidaturas y cargos en la administración pública, con Griselda Álvarez Ponce de León, coronando una segunda gran victoria para el género, siendo la primera mujer gobernadora, de 1979 a 1985.
Las siguientes reformas electorales también tuvieron sus momentos clave. De las disposiciones para no otorgar más del setenta por ciento de candidaturas a un solo género, se logró pasar al 50 por ciento como mínimo para el género femenino, así como en la integración de organismos públicos en forma más o menos igualitaria.
Pero eso no es todo. A la par, las mujeres fueron ocupando, cada vez más espacios en la academia, la ciencia y la iniciativa privada. Los movimientos de género no han cesado. Al contrario, se han diversificado y ampliado. Y, en muchos casos, siguen siendo ejemplo de señalamientos y oposición a las políticas de regímenes que los toman como bandera, pero únicamente cuando les conviene.
Por primera vez, será una mujer la próxima presidenta de la República. También, por primera vez, será una mujer la próxima gobernadora de Morelos y está por verse si será un hombre o una mujer quien encabece el Ayuntamiento de Cuernavaca, la capital del estado, dependiendo de las decisiones que tomen los partidos en los próximos días.
Me llamó mucho la atención que, en un evento de carácter internacional, llevado a cabo el pasado fin de semana, en el que participaron destacadas mujeres de diferentes ámbitos, pero particularmente de las ciencias y la sociedad civil, las dos mujeres más ovacionadas fueron Margarita González Saravia y Meggie Salgado Ponce.
Las mujeres ahí congregadas expresaron su respaldo tanto a Margarita, ya virtual candidata al gobierno estatal, como a Meggie, quien se encuentra en la recta final por la postulación al municipio de Cuernavaca, ambas por Morena y sus partidos aliados. La fuerza de las mujeres ya no es menor ni marginal. Y una mancuerna entre Margarita González y Meggie Salgado, como se vio en esa reunión, sería muy bien recibida por los electores y, en especial, por las mujeres.
Sin embargo, quien sea que llegue a ocupar los cargos públicos debe tener conciencia de la magnitud y complejidad de los retos para sacar adelante a Morelos de los rezagos y problemas que no se han resuelto, comenzando por el de la inseguridad.
Y para iniciados:
Las declaraciones de ayer de Samuel Sotelo Salgado deben despertar nuestras alertas. Ya se compraron pulseras de pánico para entregarlas a candidatas y candidatos. Además, se sugiere a los funcionarios de casilla que instalen cámaras de videovigilancia, conectadas al C5 de la Comisión Estatal de Seguridad. Es en serio el nivel de preocupación por lo que pueda suceder en el actual proceso electoral. Nadie lo tome a la ligera ni a chiste.
La información es PODER!!!