Por: Alejandro Cárdenas.
- Su nuevo aliado es un Algoritmo y van de la mano en campañas políticas.
Tergiversar: Mensaje de origen doloso con el objetivo de infundir en el receptor una interpretación errónea o falsa a algo.
Joseph Goebbels, ministro alemán para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, no solo tergiversó, es el maestro de la manipulación por medios tradicionales o mejor conocidos en su época como análogos.
Los resultados de los contenidos en sus mensajes fue la enajenación de todo un país obnubilado en traducir la muerte por la Guerra como algo normal. El éxito de sus prácticas de difusión masiva fue el fanatismo que superó la importancia de la vida personal e inoculó en la población la abstracta enajenación de Hitler sobre un origen de “Raza Pura”. Esto, sigue siendo en la Historia un ejemplo vivo de lo que logra la difusión perversa en las nociones de la realidad y la imposición de presuntas “verdades”. Antes, los mensajes no tenían límite de tiempo en su emisión, duraban uno, 15 y 45 minutos y el auditorio receptor era un sector social elegido.
Hoy, con los medios digitales, -redes sociales- se difunden de manera aparentemente gratuita, fragmentos o piscas de la vida personal, así como trozos y fracciones de eventos masivos. La cualidad innovadora es la inmediatez de estas plataformas y su velocidad obliga a que lo que se transmite tenga como máximo 10 segundos y en ocasiones tan solo tres. El auditorio o “target” es mejor seleccionado y además con la ilimitada posibilidad de ser global.
A los mensajes de contenido tergiversado hoy les llamamos Fake -falso-, pero un emisor doloso sigue buscando el mismo objetivo de infundir en el receptor una interpretación errónea en actos, situaciones o episodios. Un mansaje Fake está descontextualizado, distorsionado y en su tergiversación sigue provocando reacciones viscerales y pasionales.
Hoy un Fake no solo se recibe en las plataformas digitales y ahí se queda como lo fue en los medios análogos donde algo solo se convertía en avalancha por medio de una transmisión personal del llamado “boca a boca” y terminaba en el fenómeno del “teléfono descompuesto”.
Hoy, los medios digitales permiten y obligan en su uso, a replicar y compartir con los miembros del clan o comunidad ese mismo contenido Fake y se vuelven “virales”, definición con el mismo rebote fanático que provoca un hecho dirigido en su contenido hacia lo sensacional, colorista, dramático o aparatoso y por regla, carece de comprobación, veracidad, origen y logra de manera masiva una interpretación dolosamente errónea.
A la tergiversación y al Fake, hoy se le agrega un poderoso aliado: el Algoritmo: una sucesión de operaciones sistemáticas que permiten realizar un cálculo o ejecutar una acción. El Humano, tiene un talón de Aquiles que incluso la delincuencia organizada conoce muy bien y es que somos entes con patrones de conducta, costumbres, ya sean propias, inculcados u obligadas. Ese detalle nos vuelve vulnerables porque nuestra vida se puede medir, encuadrar y delimitar y si se puede cuantificar, la existencia de cualquier individuo está sin el menor problema en el campo y la esfera cualitativa de un aliado tecnológico llamado Algoritmo -sin omitir al delincuente-.
Un breve ejemplo de sus alcances es el episodio político convertido en escándalo internacional llamado Cambridge Analytica, donde se puso en la mesa del debate el poder de las redes sociales al enviar a miles de usuarios, información electoral prácticamente a la carta.
Fue un tema que respondía a las elecciones presidenciales en EEUU y fue un Algoritmo el que dio el triunfo a Donald Trump. El contenido ideológico enviado a cada usuario de redes sociales fue aderezado según los gustos íntimos y sus patrones de conducta. No fue Ciencia Ficción, fue un hecho acreditado y concreto. “Make America Great Again”.
¡Vamos ahora a México! donde apenas y se dan los requisitos para la carrera de sucesión presidencial de 2024, y las redes sociales ya son invadidas de mensajes dolosos, tergiversados, Fake, descontextualizados, distorsionados y se vuelven virales.
Han aparecido videos de años pasados con actores actuales, contrincantes principales para ocupar el máximo cargo de la Nación y generan en las plataformas digitales reacciones pasionales y viscerales de sus seguidores, la Prensa se mira rebasada ante la filtración de tales mentiras por Bot´s, palabra acotada de “robot”, programas que realizan tareas repetitivas, predefinidas y automatizadas. Algunos Bot´s, cumplen funciones útiles, pero, en temas electorales, por lo general son enteramente maliciosos y se utilizan para hacerse incluso con el mando de sistemas ajenos.
Un periodista de carne y hueso, desde su trinchera informativa, ante esta avalancha de tergiversación ejecutada por medio de tecnológica avanzada, solo alcanza a decir a sus seguidores, que lo que circula en redes digitales no corresponde a hechos actuales, están manipulados, son Feke, son tergiversados, sin sustento informativo y no tienen fuente.
Pero las dimensiones del impacto social gracias a la tecnología global, en su cualidad de difusión inmediata y planetaria, opaca los comentarios de los profesionales de la Comunicación y son vilipendiados por aquellos que los consideran desde sus muy personales patrones de conducta, nivel educativo, cultural, sistemas de creencias o constructos, como opositores a su particular “verdad”, y eso sucede porque las emociones y fobias están emparentadas con el instinto de supervivencia y el confort y siempre son más fuertes y magnéticas que la razón y la congruencia que periodistas honrados y profesionales buscan difundir para desmentir.
¿Daños colaterales? Los que siempre dejan las mentiras a quienes están expuestos e influidos y a los que pretenden “corregir la plana”.
Tergiversar entonces, se ha convertido en una vieja práctica que en la innovación de hoy se le llama Fake y ahora ambas tienen un compadre al que gustosamente llaman Algoritmo y se han vuelto más fuertes. Lo comprobarán en sus redes sociales.
En México, entramos a una carrera de sucesión presidencial donde la historia demuestra que para los aspirantes todo vale, como en el Amor y la Guerra. Nadie se sorprenda que en este inter, vamos a vivir tiempos de engaño y bombardeo de embustes en el contenidos de los mensajes de propaganda política. Tergiversaciones.