Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard en su campaña le apuestan a la tecnología, y es posible que Xóchitl Gálvez siendo una ingeniera que ha construido edificios inteligentes haga lo mismo, electoralmente, con ello, prospectando el retorno de la ciencia y la tecnología como parte fundamental de la educación en nuestro país.
También se puede pensar que retorne la confianza en México de los inversores en Energía Limpia con proyectos verdes que se aparejen y rebasen a Dos Bocas y Green Park hasta lograr la extinción de PEMEX que se ha convertido en la mayor sanguijuela del Gobierno Federal por mero capricho presidencial.
El domingo leíamos que la agencia calificadora Moody’s cambió la perspectiva de calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) de Estable a Negativa, esto luego de la rebaja de calificación que hizo Fitch Ratings a la petrolera en días pasados ante la falta de cambios fundamentales en la estrategia de negocios de la empresa, con el intransigente y muy elevado apoyo del gobierno federal en lo que resta del 2023 y en el 2024.
Desde hace doce años la perspectiva de PEMEX era la de una empresa obsoleta y en vías de liquidación, hoy en día su deuda se está convirtiendo en un problema de Riesgo Soberano para México, las calificadoras, duramente criticadas y rechazadas por el presidente López Obrador al referirse a ellas en su habitual forma majadera y despectiva como leguleyas y tecnócratas marrulleras las que seguramente van a decir que hay otras variables. En términos financieros siempre hay otras variables, en términos Macuspanos, siempre hay otros datos.
Sabemos que, de llegar a tener un problema de Riesgo Soberano, las consecuencias serán gravísimas para nuestro país. Es la posibilidad de que México decida incumplir con el pago o suspenda el servicio de la deuda, o que la renegocie, afectando en cualquier caso grandemente su calificación crediticia, que es lo que menos preocupa a AMLO, para él como la Cerveza Victoria, ¡México es Chingón!
Una maldición mexicana es la pésima costumbre que tienen nuestros gobernantes de desechar lo hecho por sus antecesores para abrir espacio a sus ideales y caprichos. El presidente López ha rebasado cualquier límite, al contar con la complicidad de los morenistas en el Congreso y tras haber cancelado y/o desaparecido dolosamente a las instituciones que acotaban cualquier mal comportamiento del gobernante en turno, a él le estorbaban y le siguen estorbando algunas que han resistido su ataque.
El tema de la responsabilidad del poder es clave en una democracia pura, en el sentido de que el presidente López Obrador debe y puede dar cuenta a los ciudadanos sobre el ejercicio de su función de poder.
Los mexicanos tienen que pedirle cuentas a Andrés Manuel por los casos de corrupción, de abuso de poder o de violación a los derechos humanos. El ejercicio de la responsabilidad del gobernante es un arma fundamental para hacer frente al poder absoluto que se ha ido perdiendo en México a lo largo de los cinco años de su administración.
Empoderado, se ha dedicado a la desaparición de una serie de mecanismos para hacer frente al abuso y la concentración excesiva de poder.
El gran reto que tenemos, es el ejercer nuestra condición de ciudadanos; ejercer la ciudadanía como la manera más directa a través de nuevas modalidades de organización y de acción de contrapeso al poder de la Cuarta Transformación.
La historia de México, manifiesta que el control del poder siempre ha sido fundamental y a él se ha llegado con tormentas y con convulsiones sociales en mayor o menor medida. Hemos llegado tras tres transformaciones según Andrés Manuel y él con la cuarta se está encargando de destruirlo.
Recuerdo el doloroso reclamo del empresario Alejandro Martí: ¡Si no pueden renuncien!