La gran apertura de China ha propiciado que ciudades como Chongqing se conviertan en centros nodales de distribución mundial; desde esta región los productos son trasladados vía férrea, marítima, aérea y terrestre con el más alto desarrollo logístico.
Situada en el suroeste del interior de China, construida en el curso superior del río Yangtse, cuenta con una superficie de 82.400 kilómetros cuadrados, y se divide en 38 distritos y condados (26 distritos, 8 condados, 4 condados autónomos). Tiene una población de 31,24 millones de residentes permanentes, y la tasa de urbanización alcanza el 66,8 por ciento.
La planeación y desarrollo de esta ciudad ha sido planteada bajo la regulación establecida por el presidente Xi Jinping en 1997 cuando se convirtió en Municipio administrado centralmente. Su historia se puede conocer en la visita a la Galería de Exposición de Planificación que permite ubicar su geografía, orografía, fuentes pluviales, y su origen hace más de 3 mil años.
Unida por puentes y vialidades, la zona central es un espacio de modernidad y reto arquitectónico. Resalta su respeto al medio ambiente, su limpieza, organización y el respeto peatonal; está ciudad con más de 30 millones de habitantes no conoce de la contaminación ni de la saturación vehicular. La neblina que la caracteriza es producto del clima semi tropical y la humedad propiciada por los ríos que la hacen lucir en todo su esplendor: Yangtse y Jialing.
Algunos datos duros pueden auxiliar para entender la dimensión del crecimiento e importancia de la región:
Chongqing registró en 2019 avances positivos en el trabajo de apertura multidimensional al exterior. Realizó un enorme esfuerzo en explorar y diversificar mercados internacionales. Como resultado, el volumen de importación y exportación con la ASEAN, la UE y los países a lo largo de la Franja y la Ruta creció un 39%, 11% y 30%, respectivamente. Se aplicó el sistema de “canal directo” para los proyectos de inversión extranjera de gran envergadura. La utilización real del capital extranjero superó los 10.000 millones de dólares y el número de entidades inversoras internacionales sobrepasó los 6.000. Se llevaron a cabo 153 ferias y foros internacionales, con notables efectos surtidos por Smart China Expo, WCIFIT, la cumbre del talento de Chongqing y la cumbre financiera China-Singapur.
Como en la gran mayoría de la China moderna, sus habitantes jóvenes dominan varias lenguas; la tecnología es un factor de la vida diaria.
Sus sistemas de comunicación se vinculan a su método de pago para prácticamente todos los servicios; lo mismo para adquirir una golosina en una máquina expendedora, para ocupar el transporte que para cumplir con el pago de la cuenta en un restaurante. El efectivo y la tarjeta bancaria son cosa del pasado.
Su sistema de enlace Wechat, con más de mil millones de usuarios en el mundo, no está limitado al envío de mensajes; es una nueva forma de vida.
En 1998, visitamos por primera vez China; en aquella ocasión quedamos sorprendidos precisamente por la ausencia de telefonía pública, es decir, aparatos telefónicos en las calles. Y el golpe mayor al percatarnos que los menores al salir de sus escuelas portaban un teléfono celular con el que pagaban su transporte. Para ese año en nuestra nación la telefonía celular era muy alta en costo y limitada en sus alcances.
De ese tiempo a la fecha, México ha avanzado en tecnología y comunicación digital; pero el retorno a China nos vuelve a dejar con el deseo de alcanzar su gran estadio de vida. La combinación entre modernidad y respeto al medio ambiente, la sustentabilidad, es ejemplo mundial.
Durante nuestra visita a esta región en el marco del Foro Internacional de la Ruta y la Seda 2024 en representación del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo y a través de su presidenta, Eva Guerrero Ríos, de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, estaremos publicando nuestras aportaciones que esperemos sean un aliciente para alcanzar estadios de vida como lo hace el pueblo chino.