SUPLENCIAS EN EL SENADO
Dos personajes de la vida política habrán de ocupar escaños en lo que resta del periodo sexenal en el Senado de la República: Alejandro Rojas Díaz Durán y Leticia Peña Ocampo. El primero en sustitución de Ricardo Monreal Ávila y ella en el escaño que dejará libre Lucía Meza Guzmán.
A Alejandro lo conocemos desde la juventud; si algo le ha caracterizado es apostar por una causa y ser leal a ella así como a sus artífices. Se ha preparado en el aula y tiene una trayectoria en el servicio público que le ha permitido escalar y aspirar a importantes cargos. Seguros estamos que desde el Senado su voz crítica se hará escuchar; no pasará desapercibido.
Leticia Peña Ocampo es una abogada oriunda de Jojutla; se desempaña como coordinadora de la Estrategia Institucional de la Subsecretaría de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural, esa área tiene bajo su responsabilidad el “Programa Sembrando Vida”. En su patria chica gobernada por Juan Ángel Flores Bustamante buscó ser candidata a Síndica pero la fuerza del entonces Jefe de la Oficina de la Gubernatura, José Manuel Sanz, se lo impidió; la confianza del entonces coordinador en Morelos y posterior Senador, Radamés Salazar Solorio, QEPD, le permitió ubicarse en la suplencia del escaño de Lucía Meza Guzmán.
Uno de los pasajes históricos más importantes del movimiento independentista en México fue “La Conspiración de Querétaro”, una serie de reuniones clandestinas que tuvieron lugar en el año de 1810 en la casa del corregidor de la ciudad de Santiago de Querétaro, José Miguel Domínguez.
Ejemplos en el mundo sobran del cómo y dónde se reunían opositores a los regímenes autoritarios, al movimiento Nazi, a corrientes xenófobas, a persecuciones religiosas; precisamente en esos espacios se trabajó, cuando fueron descubiertos se derramó sangre, pero fueron fundamentales para el avance en algunos casos para la democracia y en otros para la paz bajo otro tipo de sistemas de gobierno.
La democracia precisamente otorga la garantía de disentir, de criticar, de ser opositor, de reunirse, de asociarse, de publicar, de escribir, de manifestarse, de hablar, de luchar en los procesos electorales, de crear partidos políticos, aunque moleste al gobernante en turno.
Ante ello es preocupante, o mejor dicho, reflejo del mandato basado en la intolerancia que ha caracterizado el sexenio que encabeza en Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, al señalar que se reúnen actores políticos para “desprestigiar” su gobierno.