Difícil fue determinar acerca de que opinar para esta participación; el dilema fue si hablábamos de historia o del presente con la difícil realidad que hoy viven niñas y niños en este país.
En el primer caso, hablar de historia, es para solo hacer memoria de mujeres destacadas que dejaron huella y marcaron un camino en las diferentes formas de hacer activismo social, de aquellas que con sus acciones destacaron por su valentía en tiempos difíciles y hoy significan no sólo un referente histórico de mujeres que han luchado por sus convicciones y en esa lucha se convirtieron en símbolo feminista, como el caso de Leona Vicario, de quién el pasado 10 de abril se habría celebrado su aniversario de vida, pues nació precisamente en un día como ese nació Maria de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, mejor conocida como Leona Vicario; ella fue una de las primeras periodistas e impulsoras del feminismo en nuestro país, pero también fue una insurrecta por haber participado en el movimiento de independencia de México, por sus ideas fue encarcelada y perseguida más aún después de publicar una cartas donde defendía su derecho a expresarse libremente, cartas que fueron publicadas en distintos diarios de diversos países de Latinoamérica, defendiendo su derecho a decidir.
Ahora bien, hablar del presente de nuestro país es difícil, porque nuestra realidad supera cualquier expectativa que algún día se hubiere tenido acerca de lo que en el pasado se luchó para que ahora viviéramos mejor. Sin embargo, la realidad nos rebasa; hoy vivimos en una sociedad violenta, en la que los valores, principios y el sentido común han empezado a desaparecer siendo suplidos por el amor al dinero y al poder que él mismo proporciona.
Hoy es insoslayable comentar acerca de lo que no solo las mujeres viven cotidianamente, sino de él drama que acecha a quienes son vulnerables por su propia condición, por su minoría de edad, estamos hablando de niñas y niños; si de esos pequeños que han venido a este mundo a vivir condiciones que de ninguna manera son justas para ellas y ellos.
En estos días las cifras de atentados a la vida e integridad de este grupo empiezan a surgir, de manera alarmante, pienso que esto ha sucedido porque ya el tema es inocultable y cada día está peor ; esto es como cuando un borbollón surge de a poco y después es incontenible, ojalá que no lleguemos a semejante situación, sin embargo, organismos nacionales nos dan cuenta de que 13,453 niñas y niños han desaparecido en este país desde 2006 y no han sido localizados, esto según datos oficiales de la Secretaria de Gobernación, a través de la Comisión Nacional de Búsqueda de personas, y desafortunadamente en muchos de esos casos se les ha insertado en el bajo mundo de la trata de personas y la delincuencia.
Las cifras muestran que desde inicios de 2020 las cosas han empeorado, las principales víctimas son niñas de los 12 a los 17 años, y las entidades federativas con más menores desaparecidos y no encontrados son en su orden El Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León, Zacatecas y Tamaulipas.
La forma de contactar a los menores es a través de redes sociales y su destino es la explotación laboral y sexual. La organización de las Naciones Unidas, después de una visita oficial a México el año pasado señaló que la militarización del país está asociada a la epidemia de desaparición y violencia, a la crisis institucional a los derechos humanos y a la “impunidad casi total” en todo el país. Este es un panorama que duele mucho, son seres muy vulnerables, que son víctimas de la violencia, del abandono, de la pobreza, de la falta de oportunidades y de la impunidad y muchas veces de su propia inocencia. Cada niña, cada niño es importante, cada uno cuenta, no seamos indiferentes, estemos alertas, estemos atentos, no permitamos que las cifras sigan creciendo, porque en ellas y ellos lamentablemente hoy no están seguros en ningún lado.