El régimen se ha puesto como meta alcanzar un 20% de participación ciudadana en la elección judicial del próximo domingo. Eso se traduciría en alrededor de 20 millones de personas que acudieran a las urnas para ejercer su voto.
Aunque lo lograran, ese sería un récord histórico de abstencionismo electoral, tratándose de elecciones de representantes populares y no de una consulta pública, como las dos ya realizadas, una para justificar que no se procesara a los expresidentes y la otra para simular el ejercicio de revocación del mandato, que resultaron todo un fracaso.
Sin embargo, los analistas hemos coincidido en que como mucho podría alcanzarse un 15%, en el mejor escenario y por ahí de 8%, en el peor. No obstante, ya están preparando un discurso triunfalista para afirmar, sin importar la cantidad, desde Palacio Nacional y con las seguidillas del Legislativo, que como fueron millones, un éxito, pues, los mexicanos expresaron su voluntad democráticamente.
Tal postura será toda una falacia. Como ya calcularon que, debido al complicado diseño de la propia elección en sí misma y al mayoritario desinterés de los electores no partidistas, tuvieron la magnífica idea de acompañar el tradicional acarreo de votantes con lo que mejor saben hacer: cometer ilegalidades, apostando a no ser sancionados o que las sanciones, en su caso, no sean suficientes para tirar la elección.
Como este proceso electoral es inédito tuvieron que forzarse a ser creativos. Así que se inventaron los acordeones electorales, impresos a colores, ya con los nombres y los números de las candidatas y candidatos que prefieren impulsar, producidos y repartidos masivamente, haciendo uso de recursos públicos o de recursos privados de dudosa procedencia, ambos ya bajo denuncia e investigación.
Consejeras y consejeros del INE, por unanimidad, ya dejaron muy claro que esto es una ilegalidad comparable con la compra de votos o la coacción. Los ciudadanos sí pueden llevar sus notas para orientarse y facilitar su voto, pero no los acordeones que son parte de una operación organizada y sistemática que tiene por finalidad inducir el voto a favor de ciertas candidaturas.
La Fiscalía de Delitos Electorales deberá investigar al respecto, con todo y que, en su infinita desfachatez, personajes como Ricardo Monreal, insistan en que no es ilegal o, Fernández Noroña, quien hace maromas para justificar o evadir los cuestionamientos al respecto.
Cuando creíamos que ya todo estaba inventado por el PRI en materia de manipulación e inducción al voto, Morena nos dio la sorpresa y se anotó una estrella, en su desesperaciónpara salvar la más cuestionada elección popular, quizá, en todo el mundo, pensando que sin acordeón no hay elección.
Y PARA INICIADOS:
No se puede decir de forma más clara y contundente. Al respecto de los acordeones electorales, el consejero electoral del INE, Martín Faz, expresó lo siguiente: “Quienes han ordenado, permitido e impulsado la elaboración y difusión masiva de los llamados acordeones son una vergüenza para la democracia. Demócratas no son, sino sus sepultureros”. La también consejera, Claudia Zavala, añadió que “este tipo de prácticas antidemocráticas se deben rechazar y repudiar por todas las y los mexicanos”. Con dedicatoria para quienes andan subiendo a redes y repartiendo en las calles los famosos acordeones.
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