Este lunes primero de noviembre leí 19 reflexiones de mi colega y amiga Danae De Negri en su página de Facebook, todas relacionadas con su reciente experiencia de haber padecido Covid-19. Ninguna tiene desperdicio, pues en cada línea nos comparte valiosas sugerencias para adaptarnos a una enfermedad que nunca se irá. Como siempre lo he dicho, todos, absolutamente todos, debemos aprender a convivir con el enemigo a un lado.
De su extenso entrego periodístico hoy quiero aprovechar dos reflexiones, fundamentalmente porque se vinculan a la nueva situación de Morelos a partir de este lunes. Me refiero a la vigencia del semáforo de riesgo epidemiológico por Covid-19 color verde, lo cual de ninguna manera significa que los ciudadanos de esta entidad podemos entrar al libertinaje como si el nuevo coronavirus se hubiera ido. No hay nada más apartado de la realidad, aunque la apertura de casi el 100 por ciento de actividades económicas, en igual proporción, proyecta la falsa impresión de que ya no hay virus; ello a pesar de las restricciones marcadas por las autoridades sanitarias a determinados establecimientos. Es decir: no hay cabal respeto a las medidas sanitarias, ni temor a los contagios. Y sucede justo cuando la zona centro de la República está a punto de entrar de lleno a la temporada invernal, periodo en el que reaparece la influenza.
Vayamos, pues, a lo escrito por Danae De Negri. Transcribo textualmente.
Durante la enfermedad por la Covid-19 me di cuenta de algunas cosas que vale mencionar:
(…)
15.- Que la Covid-19 no debe ser estigmatizada. Debemos socializar la enfermedad y normalizar su presencia, sin tabú. Decenas de amigos la han tenido y ni siquiera nos enteramos, sino hasta que enfermamos. Socializar nuestros síntomas ayuda a los demás a entender el proceso de la enfermedad y a no estar aterrados por tenerla cuando llegue. Porque muy probablemente va a llegar y hay que estar preparados, SIN MIEDO; con apertura.
16.- Que esto va a durar y que nadie puede decir que un semáforo es la mejor alternativa para tomar decisiones para cuidarnos. Es absurdo pensar que estando en ‘verde’, no habrá contagios. De cada uno depende cuidarse un poco más, para tratar de evitarlo. Digo tratar, porque cuando te toca, ni aunque te quites. Tampoco salgas a desafiar a un virus tan letal, que ya se llevó a mucha de tu gente cercana.
He aquí lo importante desde mi modesto punto de vista: es absurdo pensar que estando en “verde”, no habrá contagios. Y tampoco salgas a desafiar a un virus tan letal, que ya se llevó a mucha de tu gente cercana.
Palabras valiosas, cuando todos los mexicanos constatamos las graves deficiencias en el lentísimo programa nacional de vacunación, así como grandes mentiras propaladas al respecto por las más altas autoridades de nuestro país.
Este lunes el diario La Razón publicó la opinión de connotados virólogos respecto a la lentitud con que marcha el programa nacional de vacunación. Ellos y representantes de partidos de oposición aseguraron que llegar a 74 millones de dosis aplicadas en el país contra el Covid-19 es insuficiente para asegurar el control de la pandemia, ya que se requiere de 87 por ciento de esquemas completos para hablar de una inmunidad de rebaño.
El fin de semana, el presidente López Obrador aseguró que la campaña de vacunación concluyó con 74 millones de dosis aplicadas, “con lo que se cumplió la meta antes de la conclusión de octubre”. Empero, Chiapas, Guerrero y Oaxaca reportan solo 60 y 70 por ciento de avance.
Asimismo, el investigador del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, Alejandro Sánchez Flores, señaló que la inmunización existente hasta el momento, no sirve, porque se requiere 87 por ciento de la población con esquema completo para conseguir la inmunidad de rebaño. “Es la meta real que hay para alcanzar el nivel de dicha inmunidad; la realidad es que es una cifra que no cumple los estándares sanitarios para cortar los contagios por Covid-19. No es homogéneo en los estados y tampoco están todos los grupos etarios”, subrayó el científico.
Conclusión: infortunadamente para mucha, muchísima gente inocente, que lleva más de año y medio cuidándose, inclusive limitando al máximo la salida de sus casas, se avecina una temporada de fiestas y libertinaje, cuando abunda el consumo de bebidas embriagantes. Bajo el influjo del alcohol, las fiestas se tornan en bacanales donde nadie porta cubrebocas y mucho menos mantiene la sana distancia. Le dicen “¡adiós!” a todas las recomendaciones de cuidado y, sin ningún temor al virus letal, se olvidan de familiares y amigos fallecidos a consecuencia de los contagios. A ver.
