Los adultos mayores han sido a través del tiempo sinónimo de sabiduría. Son personas que con el tiempo han adquirido la experiencia y conocimientos necesarios para afrontar y resolver los problemas de la vida diaria.
Sin embargo, a pesar de que en la mayoría de los casos, los adultos mayores dedicaron gran parte de su existencia a amar, proteger, y formar a todos y cada uno de los miembros de su familia, existen casos en los que su estancia y cuidado se convierten en una carga para sus descendientes.
Por ello y con el fin de entender mejor el concepto de adulto fantasma, es menester precisar que el envejecimiento es un proceso de cambios que se van dando a través de los años, mismos que son perceptibles no solo de manera física, sino también de forma biológica, psicológica y social. Tal envejecimiento llega a incapacitar a las personas de realizar sus actividades cotidianas, requiriendo de asistencia permanente para poder asearse, vestirse, comer e incluso para poder trasladarse a cualquier destino.
Injustamente, la atención que demandan los adultos mayores genera que en gran cantidad de casos, los propios miembros de su familia, son quienes los agreden de forma física o verbal. Siendo necesario señalar que también se considera un tipo de violencia a la omisión de atención y cuidados.
En este caso, se determina como síndrome del abuelo fantasma a los adultos mayores que son tan ignorados que nadie los ve, ni los procura. Simplemente llegan a ser un mueble más que existe en el hogar. Los descendientes llegan a pensar que el solo hecho de darles de comer y concederles un espacio donde vivir, resulta suficiente para satisfacer sus necesidades. Pasando por alto, que lo que más requieren es sentirse útiles, tomados en cuenta y amados.
Siendo importante concretar que este tipo de violencia provoca una gran afectación emocional en los adultos mayores, situándolos en un estado de depresión, que puede inducirlos a pensar en el suicidio. Desencadenando padecimientos y enfermedades, pues las personas en su afán de querer morir no atienden las indicaciones médicas sugeridas.
Por citada razón, al tratarse de un problema que ataca a un sector vulnerable de nuestra sociedad, es necesaria la implementación de medidas de protección y estrategias de prevención que puedan ayudar a combatir este tipo de maltratos. Iniciando con la ejecución de conductas sencillas que pasan inadvertidas en el día a día, como es el caso de respetar los lugares designados para las personas de la tercera edad o bien conceder oportunidades laborales y tareas, lo que trae consigo que se sientan personas productivas dentro del núcleo social. Precisando a la ciudadanía que la omisión de cuidado, y la violencia familiar, son actos constitutivos de delitos, que pueden dar lugar a penas privativas de la libertad.