La recurrencia de los seres humanos a resistirse a ser viejo relaciona un tema ciertamente complejo: la vejez, la tercera edad, adulto mayor y/o la decrepitud, cualquier concepto es repudiado por mujeres y hombres.
Cuándo las damas se estacionan en un binomio intraducible “tredntatres”, significa que nunca más le preguntarás ¿cuántos años cumples? Es difícil para algunas personas aceptar el paso del tiempo; se niegan a admitir que los años comienzan a hacer estragos en su físico y que su semblante luce diferente. Por eso, asumen actitudes juveniles tanto en la forma de vestir como de comportarse, tratando de aparentar que “la edad por ellos no pasa”, presentando comportamientos poco apropiados para su edad.
Por lo regular, invierten buena parte de su tiempo en hacer ejercicio, llevan una alimentación saludable, realizan actividades poco acordes a su edad como el salir de fiesta, y sus relaciones interpersonales y de pareja son con personas más jóvenes que ellos. La cruda realidad se presenta con estragos irreversibles, flacidez en los músculos, abdomen desbordado, en ellas, el uso excesivo de colorete que cuando nos saludan de beso en mejilla nos dejan bien chapeados y hasta nos va como en feria al llegar a casa.
Los varones que toda su vida han estado en un fitness, antes usaban playeras y camisas de manga corta una talla menos, para que resaltara el bíceps, hoy, ya no lo hacen y hasta intensifican riesgosamente su ejercicio y recurren al consumo de esteroides anabólicos o cuando menos proteínas y vitaminas del Dr. Simi para sentirse más o menos bien. Sufren al quedarse calvos, jalan el cabello desde la nuca hasta la frente para cubrir la lona del tiempo de su cabeza o se dejan crecer la barba bicolor, blanca y negra para verse “más interesantes”.
Desde hace unos treinta años, en las damas se hizo común el implante de senos, liposucción de abdomen y lonjas, el levantamiento y abultamiento de glúteos. No siempre les va bien, se hicieron presentes los charlatanes que con sus delitos estéticos ponían en riesgo a las féminas. Alejandra Guzmán es un testimonio rescatado de la belleza frustrada, de la vanidad.
En ambos podríamos decir que se trata de un trastorno de personalidad enfocado al egocentrismo. Una de las causas es que se ha alargado el período de vida de las personas; alguien con 65 años todavía puede ser muy productiva o productivo, por eso es que a los 40 ó 50 años se define todavía como joven. Otro factor importante, es el miedo a ser viejo y a lo que esto implica como el pensar en situaciones de duelo y muerte, su carácter cambia, se vuelven intolerantes, curiosos, para todo preguntan ¿porqué o para qué? Enojones, inquietos o dormilones, siempre tienen la razón.
Es horrible la vejez, a los quinceañeros rezagados lo que los delata en el paso del tiempo son los dientes: tienden a amarillarse y a separarse, lo que da un aspecto tétrico. En los “ruquirán” se presenta el dicho “el pelo en la oreja ni duda deja”.
Hay dos personajes de los que estamos pendientes de sus longevas ocurrencias, de aquello que les viene o se aleja a la memoria, nos hacen recordar que hay dos cosas en la vida que con la edad se pierden: el primero es la memoria y el segundo, el segundo …
Esos personajes son Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador.
El demoledor informe del Departamento de Justicia que puso en duda la agudeza mental del presidente norteamericano Joe Biden y lo definió como “un anciano simpático, bien intencionado y con mala memoria” recordó la larga serie de errores, confusiones y caídas que ha tenido desde que llegó al poder el mandatario que ahora tiene 81 años. En una conferencia se refirió a la muerte de su hijo como ocurrida en la guerra de Irak cuando su fallecimiento fue a causa de cáncer cerebral, dijo a manera de justificación: “Mi memoria está bien. Miren lo que he hecho desde que soy presidente”, sin embargo, ahí mismo confundió al líder egipcio Al Sisi con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Más recientemente enredó a un trágico ataque ocurrido a Gaza como si hubiese sido a Ucrania. Sin que su virtual oponente, Donald Trump deje de ser un “chavoruco” no le otorga al longevo mandatario ventaja alguna en una elección que se antoja por ambos contendientes en la más nefasta que le pueda ocurrir a los EEUU.
En México Andrés Manuel en su titipuchal de mañaneras dictadas a lo largo de 5 años, ha denotado el paso del tiempo, muestra el buen trabajo de los cardiólogos y los geriatras al sostenerlo despierto y de pie por más de tres horas diarias, le resulta el colágeno, la glucosamina, el Piroxicam, sin que el ácido fólico le dé buena memoria para recordar que no son otros datos lo que la realidad tiene, son graves circunstancias, ejemplo, en seguridad nada está bien como dijera la semana pasada, van más de 180 mil muertes dolosas en su sexenio.
Una de las virtudes desarrolladas con la edad es la narrativa. AMLO a partir de este lunes leerá a la audiencia 20 minutos de su última novela llamada “Gracias”, para: primero hacer campaña disfrazada en apoyo de Claudia, segundo 60 episodios de idiotizante egolatría, tercero cubrir los tiempos vacíos de La Mañanera y cuarto, estar vigente en el último año de gobierno, triste epílogo político del presidente en turno.
Querido auditorio la vejez es parte de la vida, como fue la niñez, la adolescencia y la madurez. Siempre he dicho que: Cuando tenemos más historia que futuro lo que nos queda de vida ¡Disfrutémosla!