*Autoridades municipales son omisas, ya permitieron de todo, aseguran comerciantes establecidos.
La columna de Andrés Salas
Sin duda alguna el zócalo de Cuautla y las calles aledañas a él, se han convertido en un pequeño Tepito, basta con solo cruzar la plaza José María Morelos y Pavón para darse cuenta de la cantidad de irregularidades y delitos que ahí se cometen y todo indica, que con el consentimiento de las autoridades. Nadie, absolutamente nadie hace nada para desalojar ese zócalo, que si bien es cierto en el comercio informal da sustento a cientos de familias, también es cierto que ya no solo se vende fayuca, pues ahora, a cualquier hora, hombres y mujeres ejercen el comercio sexual, un grupo de jóvenes desde muy temprana hora se drogan en las bancas y jardineras de la plaza y basta con ver que hasta un asesinato ya se presentó este fin de semana pasado.
Ha trascendido que Rosario Herrera y/o Yadira Esther Huitrón Vázquez alias “La Jefa” era quien hasta antes de su detención controlaba a líderes de ambulantes y que muy seguramente, presionó o negoció con las autoridades municipales para “tolerar” la toma de calles y del mismo zócalo, esto, ya obra en una carpeta de investigación, por el enriquecimiento ilícito de la hoy detenida, a quien aseguran, funcionarios de Cuautla, entregaban semanalmente una fuerte cantidad de dinero. Sin embargo, tras la detención de “La Jefa” los ambulantes siguieron apropiándose se calles, como este pasado viernes, donde ya no solo invadieron el zócalo, sino también la calle Ingeniero Ramírez que, hasta este día, la autoridad es omisa en el retiro de los comerciantes.
Sin duda alguna alguien tiene que frenar la invasión del comercio informal, pero también, de quienes se salen diariamente de sus locales, las banquetas fueron construidas para el paso peatonal, mientras la calle para los automóviles, quienes antes sufrían para estacionarse, pero ahora de plano ya ni pasar pueden. Si el presidente municipal Jesús Corona Damián no deja un centro de la ciudad ordenado en lo que queda de su administración, pasará a la historia como el Alcalde que dejó sin calles del centro a los ciudadanos. Ya lo decía mi abuelita: Chocolate que no tiñe, claro está. Hasta la próxima queridos lectores.
