La pérdida de un ser querido representa una situación lamentable que a lo largo de la vida, las personas atraviesan. Este suceso inevitable desencadena una pluralidad de emociones, que si no son tratadas de forma adecuada pueden generar ansiedad o depresión, afectando no solo la vida personal del individuo, sino también su área social, y laboral.
Y es que debemos tomar en cuenta, que la pérdida de un ser querido implica el desahogo inmediato de los tramites inherentes a la defunción, vinculados al registro civil, así como la organización de los rituales funerarios los cuales se encuentran sumamente arraigados en la cultura mexicana, donde se atiende la preparación del cuerpo, la ceremonia de despedida, y el entierro o la cremación.
Ante ello, el apoyo del entorno laboral es fundamental, no solo para poder concluir los trámites inherentes al hecho, sino también para poder entender y atravesar por el proceso de duelo de forma digna, evitando así que en la mayoría de lo posible, el doliente adquiera una afectación emocional insuperable.
No obstante a lo anterior, en México, la Ley Federal del Trabajo no contempla derechos específicos para afrontar la muerte de un familiar cercano, como sí sucede en diversos países de Latinoamérica, por lo que el permiso por luto queda al arbitrio del empleador.
Sin embargo, por ser la muerte de las personas un suceso muy cotidiano, resulta imprescindible el regular estas situaciones, con el único fin de garantizar la estabilidad emocional de los trabajadores. Por ello, y en aras de salvaguardar la integridad de las personas, es que la Comisión de Trabajo y Previsión Social, aprobó una iniciativa, en la cual se propone realizar modificaciones a la Ley Federal del Trabajo, con el objeto de que sean contemplados los permisos de trabajo por luto.
En estos permisos se propone que todo trabajador de la república mexicana tendrá derecho a un periodo de cinco días libres con goce de sueldo, derivado del fallecimiento de un familiar como el padre, madre, hijos, hermanos, cónyuge o concubina.
Y aunque la reforma aún se encuentra a espera de ser discutida y votada, lo cierto es que lo anterior constituye un avance significativo en el reconocimiento del derecho al duelo en México, garantizando con ello que los trabajadores puedan enfrentar la pérdida de un ser querido sin preocupaciones económicas. Fomentando con ello un equilibrio entre la vida laboral y el bienestar emocional, en un país donde el duelo aun no es reconocido como una razón válida para ausentarse del trabajo.
