La percepción de que se están perdiendo los valores en la sociedad es un tema complejo y multifacético que puede atribuirse a diversas causas, como, por ejemplo: la educación y la formación, la crisis de autoridad, la tecnología y las redes sociales, el individualismo y entre otros, la desigualdad y los conflictos.
Esta ocasión, nos vamos a enfocar a dos palabras muy comunes en nuestra interacción: «Por favor» y «Gracias»; ambas, son más que simples expresiones de cortesía; son la base de la convivencia y el respeto en las interacciones humanas; fomentar su uso es un esfuerzo significativo para revitalizar la empatía en nuestras interacciones diarias; sin embargo, en la actualidad, su uso se ha visto disminuido en diversos contextos sociales, principalmente, en el uso de las plataformas de mensajería.
En un mundo donde todo es más rápido, puede observarse una disminución en la atención a las normas de cortesía; es decir, la forma en que nos comunicamos ha cambiado con el auge de la tecnología, especialmente en redes sociales y mensajería instantánea; la comunicación breve y directa, a menudo, deja de lado las cortesías tradicionales.
La manera en que nos comunicamos, depende en gran medida del contexto y de la relación entre las personas involucradas, actualmente sucede que en las plataformas de mensajería, las personas tienden a utilizar abreviaturas, emojis y un tono más casual que en una conversación cara a cara o bien, en comunicaciones escritas más formales -y sucede que por esta “informalidad” digital- debido a que carece de “entonación” y contacto directo, se provoca que a partir de un simple mensaje, llegue a interpretarse como algo agresivo o brusco y quizá más de lo que se pretendía decir.
Las frases cortas o directas pueden ser interpretadas como órdenes en lugar de solicitudes, lo que contribuye en el receptor del mensaje, a una percepción de falta de respeto. Un simple «Gracias», puede iluminar el día de alguien y un «Por favor», puede transformar una petición en un acto de consideración y es el primer paso hacia un cambio positivo en nuestra sociedad.
Cuando las plataformas se utilizan para comunicarse con un grupo grande -como en chats grupales o redes sociales-, la falta de cortesía puede dar la impresión de desdén o desprecio hacia el tiempo y el esfuerzo de los demás, especialmente si se espera que todos participen de manera respetuosa.
Si bien el uso de «Por favor» y «Gracias», generalmente se considera positivo, hay argumentos que sugieren que su exceso o mal uso puede tener efectos negativos y hablamos de casos virtuales como en la vida real. Por ejemplo: algunas veces, el uso mecánico de estas palabras puede convertir la comunicación en un acto superficial, donde el verdadero sentir se pierde y esto puede suceder en contextos donde la sinceridad es esencial, y el uso de estas frases se convierte en una formalidad vacía.
Pueden captarse casos concretos y cotidianos cuando existe de por medio una disparidad de poder, el uso de «Por favor» y «Gracias», se puede interpretar como una manera de establecer un protocolo distante, en lugar de un intercambio genuino de cortesía, -por ejemplo, entre un jefe y un empleado, un profesor y un alumno, un gobernante y un gobernado y hasta un padre y un hijo-.
En círculos familiares, educativos, religiosos y laborales, se argumenta cada vez más, que estas expresiones de cortesía: “Por favor” y “Gracias”, están en decadencia debido a la creciente informalidad en la comunicación directa y especialmente, en las plataformas digitales.
Los adultos y personas mayores, admiten que las nuevas generaciones pueden tener diferentes enfoques sobre la cortesía y la comunicación, pero afirman que están influenciados por la tecnología y las redes sociales y la observación -sino es que la queja- es que, en las plataformas digitales, se prioriza la rapidez y la eficiencia sobre la formalidad, lo que ha orillado a que se omitan las acostumbradas expresiones de cortesía.
Sin pretender ser un eco de “El Manual de Urbanidad y Buenas Maneras” de Carreño, -que apareció publicado por entregas en 1853 en España- es necesario recordar que la educación sigue jugando un papel crucial en la enseñanza de modales y comportamientos sociales y se abreva desde los hogares y, si estas enseñanzas de decir “Por favor” y “Gracias” se pierden o se consideran menos importantes, las principales consecuencias son el deterioro de las relaciones, ya que las personas pueden sentirse minusvaloradas y escasamente apreciadas; lo que sin dudar, provoca conflictos, resentimientos y una disminución en la voluntad de ayudar al otro en el futuro.
No hay que olvidar, -“Por Favor y Gracias”-, que las relaciones, ya sean familiares, amistosas, laborales o mediante algoritmos, se fincan en todo momento y circunstancia, sobre la base del respeto y la gratitud.