Para continuar con el análisis de los resultados del Tracking Poll, realizado entre Consulting & ResearchEstadística Aplicada e Irradia Morelos, correspondiente al mes de abril de este año, a la luz de los conceptos con los que están asociados, hoy tocaré los temas de popularidad y simpatía.
Al igual que con la intención y la probabilidad de voto, hay que ser muy precisos para comprender y diferenciar estas otras dos variables (popularidad y simpatía), vinculadas también entre sí, pero destinadas a medir aspectos específicos de la percepción que tienen los electores sobre los partidos políticos y sus posibles candidatos.
Son parte de una especialidad dentro de la Ciencia Política y el Marketing Electoral, a la que llamamos Voting Behavior, en inglés, y Comportamiento Electoral, en español, y son fundamentales para iniciar el estudio de cómo y por qué los electores deciden su voto a favor de uno u otro candidato o partido político, e incluso pueden ser también útiles para explorar ciertos casos de abstención electoral, es decir, por qué cierta proporción de los electores opta por no votar.
Por un lado, la popularidad se mide a partir de lo que llamamos puntos de conocimiento. En una escala, normalmente de cero a cien, donde hipotéticamente cero significa que nadie los conoce y cien que todos los entrevistados conocen al personaje o partido estudiado, se obtiene un promedio para calcular esos puntos. En otras palabras, se mide qué tan conocidos, qué tan famosos son.
En ese sentido, el más famoso, entre los personajes incluidos en el Tracking de abril, resultó ser José Luis Urióstegui Salgado, actual alcalde de Cuernavaca, con un muy elevado 74.8%, seguido de Rabindranath Salazar Solorio, hoy subsecretario en el gobierno federal, con 63% y en tercer lugar el presidente municipal de Jojutla, Juan Ángel Flores Bustamante, con el 56.2%.
Pero, por otro lado, la fama por sí sola no es suficiente para ser un candidato competitivo o ganador, ya que esta fama puede ser buena o ser mala fama. Hay candidatos que ganan porque su fama es amplia y buena, pero otros que pierden porque a pesar de ser muy famosos, su mala fama juega en su contra. Para medir esta variable hay diversos instrumentos. El que usamos en esta ocasión fue medir la simpatía, en positivo y en negativo, es decir, el sentimiento que produce en el elector afecto o inclinación hacia cada una de las personalidades encuestadas.
Resulta fácil de entender que mientras más simpatía despierta un candidato más probabilidades tendrá de que voten por él. Y, por el contrario, a pesar de que sea muy famoso, si en lugar de simpatía produce antipatía, animadversión, resultará mucho más difícil que convenza al electorado de votar por él. En otro momento hablaremos de cómo se construye en marketing político la simpatía electoral.
Por lo pronto, en este rubro, del total de los entrevistados y puestos a competir estadísticamente por la simpatía de los posibles electores, el más alto resultó ser Urióstegui Salgado, con un 19%, seguido de la senadora Lucía Meza Guzmán, más conocida como Lucy Meza, y mejor posicionada entre los posibles candidatos morenistas, con un 16% y, en tercer lugar, Juan Ángel Flores Bustamante, con 14%. Los demás, obtuvieron porcentajes, de 9% hacia abajo.
Y para iniciados
Está muy dura el hambre de hueso entre los miembros de los mini partidos. Resulta que ya no son dos, sino cuatro, los suspirantes a ocupar la curul que dejó vacante el lamentable deceso del diputado que llegó por el partido Progresa y saltó a las filas del debilitado PRI. Podrán no ponerse de acuerdo para otras cosas en la Legislatura, como por ejemplo para asistir a trabajar, ya que las sesiones se suspenden por falta de quórum. Sin embargo, si se trata de darle chamba a alguien que engrose las filas del grupo que encabeza Agustín Alonso, lo más probable es que ahí sí se pongan de acuerdo y se la otorguen a Roberto Yáñez Moreno. Aunque la última palabra, la tendrán los tribunales.
La información es PODER!!!