PEPE: MUY CAMBIADO

Por Irradia Noticias

Transcurría el mes de febrero de 1994 cuando el PRI “destapó” al coronel Jorge Carrillo Olea como su candidato a la gubernatura de Morelos, dejando en el camino a quien era el “candidato natural”: Juan Salgado Brito. Días después rindió protesta como abanderado tricolor en la Unidad Deportiva “La Perseverancia” de Jojutla, acompañado por la plana mayor priísta. Ahí destacó la presencia del ex gobernador Lauro Ortega Martínez, quien falleció cuatro años después.

Recuerdo a Don Lauro hablando con alguien que había formado parte de sus colaboradores en el régimen 1982-1988. Algo le dijo al ex mandatario, que lo molestó. Pero en lugar de un estallido de ira, Don Lauro le extendió la mano y, a manera de despedida, le dijo: “¡Está usted muy cambiado!”. Cuando me quedé solo con él me dijo: “La gente cambia. No sé que le pasa a (fulano) pero ¡yo nunca lo he ayudado!”. Inmediatamente percibí que Don Lauro se sintió traicionado por alguien que, en el sexenio 1982-1988, recibió una oportunidad para cobrar en el gobierno estatal. Es decir: el galeno de Xochitepec le curó el hambre durante seis años.

Lo anterior me sirve como preámbulo para aplicarlo al caso de José Luis Urióstegui Salgado, hoy presidente municipal de Cuernavaca, quien, acertó, usted, está muy cambiado, como diría Don Lauro Ortega. Pero antes de continuar vayamos a algunos antecedentes.

El jueves 2 de septiembre de 2021, Urióstegui, siendo alcalde electo de Cuernavaca por los partidos Acción Nacional (PAN) y el extinto Social Demócrata (PSD), se reunió en un restaurante del centro citadino con miembros de alguna agrupación presuntamente concentradora de organizaciones no gubernamentales, donde habló alrededor de media hora haciendo reflexiones sobre el origen de su candidatura a la alcaldía.

Dijo textualmente lo siguiente:

“Aprovecho para reiterar que no soy militante de ninguno de los partidos que me llevó a la candidatura, que fueron sólo dos, PAN y Partido Socialdemócrata. Ambos partidos me abrieron la puerta en calidad de ciudadano y yo pretendo continuar más con esa representación ciudadana que partidista, porque la ciudadanía no puede dividirse en ideologías cuando los problemas son comunes, tenemos la responsabilidad de atender por igual a quienes pertenezcan a uno u otro instituto político o que sean apartidistas”.

Lo anterior confirmó que, a pesar de promoverse durante los años anteriores como “candidato ciudadanizado”, Urióstegui había aceptado las condiciones establecidas por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual indica que los partidos son instituciones de interés público a través de las cuales los ciudadanos ascienden al poder de este país. Entró de lleno a la política y a la politización de todos los procesos que a diario surgen de la vida y administración pública.

Si Urióstegui es ahora presidente municipal, eso se lo debe fundamentalmente al Partido Acción Nacional, pero sobre todo a Oscar Daniel Martínez Terrazas, a quien el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) retiró su diputación federal plurinominal (para estar adscrito a la LXV Legislatura), simple y llanamente porque participó en la contienda bajo condiciones fraudulentas, supuestamente representando a una comunidad indígena de Guerrero, lo cual resultó más falso que una moneda de cuatro pesos. Aquí se reafirmó, además, el doble discurso y la doble moral de Urióstegui Salgado, quien no desconocía las circunstancias antidemocráticas bajo las cuales Oscar Daniel y sus hermanos Juan Carlos y Adrián, de los mismos apellidos, se apropiaron de la franquicia partidista en que hoy está convertido el Partido Acción Nacional de Morelos. El ex presidente de la Barra de Abogados entró a “la porquería” que muchas veces criticó. 

Urióstegui opinó que no observaba ninguna ilegalidad en ningún sentido, y puede que así fuera, pero no siempre lo legal es legítimo. Lo legal puede tornarse ilegítimo, cuando, verbigracia en el caso de la tríada de los Martínez Terrazas, cerraron las puertas a quienes dentro del partido les representaban debate y oposición. Hicieron virtualmente a un lado a los rescoldos de la “Sagrada Familia”, para sentar los reales de la “Hermandad Sagrada”. Con Pepe Urióstegui pesó más aquello de que “el fin justifica los medios” e hizo la vista gorda ante el estilo del Clan Terrazas. Y así continúa, traicionando sus antiguos principios y a sus viejos amigos y conocidos. En escasos cinco meses y fracción se subió al tabique y el poder (exiguo) municipal lo mareó.

Urióstegui Salgado levantó la mano este miércoles y abiertamente anunció que buscará ser candidato a la gubernatura, indudablemente teniendo el mayor soporte en el Partido Acción Nacional. Por lo tanto, desde ahora evita tener el mínimo roce con los hermanos Martínez Terrazas, quienes tienen el poder de abrirle y/o cerrarle las puertas de ese instituto hacia las elecciones de 2024. Es así de fácil. La tríada de hermanitos hace y deshace en el Ayuntamiento. 

Por lo tanto, el inolvidable Don Lauro Ortega, si viviera, le diría al famoso José Luis Urióstegui Salgado: “Oiga ¡está usted muy cambiado!”.

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