Hoy hablamos de paridad, como ya lo hemos platicado, en México ya desde hace unos años, se aprobó la reforma constitucional federal en materia paritaria; esta reforma obedeció prácticamente a las presiones del movimiento feminista con la finalidad de que la participación de las mujeres en temas electorales no se viera limitada y se alcanzarán por lo menos el cincuenta por ciento de los espacios en candidaturas y posteriormente en el servicio público fuera para ejercicio por y para las mujeres; de manera que a raíz de la incipiente reforma ocurrida en 2014 nació el llamado principio de paridad, el cual tiene como finalidad la igualdad sustantiva entre los sexos, y se adoptó en nuestro país como parte de los compromisos internacionales que ha adquirido con el objeto de que los derechos político electorales de las y los ciudadanos se ejerzan en condiciones de igualdad.
Se tiene claro que la desigualdad de género en la sociedad, ha generado históricamente que las mujeres tengan menos oportunidades de educación, de sanidad y de empleo remunerado y socialmente se espera que puedan cuidar y alimentar a la familia, sin embargo, resulta que a la vez no tienen los recursos para tal objetivo, y así en todas las demás esferas de la vida de las mujeres, pues si hablamos de la participación en cuanto a procurar mejorar sus condiciones sociales y su participación electoral, se encontraba vedada hasta que surgió el reconocimiento de la necesaria paridad para que con esa participación se lograra el mejoramiento de condiciones de vida de las demás.
Ahora bien, en 2019 la Constitución Federal fue nuevamente reformada en 10 artículos, marcando un momento histórico y un logro sin precedentes pues pretendiendo garantizar los derechos políticos de las mujeres, de manera que se asegurara y garantizara que la mitad de los cargos de decisión van a ser para las mujeres en los tres poderes del Estado, en los tres órdenes de gobierno, así como en los organismos autónomos, en las candidaturas de los partidos políticos a cargos de elección popular, y también en la elección de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena; sumándole a lo anterior que se incorporo un lenguaje que visibiliza e incluye a las mujeres.
Pues así las cosas, resulta que el Banco Mundial publicó en marzo pasado la lista de los 14 países o 14 economías que han alcanzado la paridad legal de género: siendo, Alemania, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Letonia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Suecia; como se advierte, México con todo y sus esfuerzos por lograr una auténtica democracia paritaria, todavía no aparece en el mapa mundial como un país en el que se respete aquel principio de paridad.
Dicha organización mundial considera que el ritmo de las reformas hacia un trato igualitario de las mujeres ha caído a su nivel más bajo en los últimos 20 años, y ellos constituye un obstáculo potencial para el crecimiento económico en un período crucial para la economía a nivel mundial, esto es una realidad, en México, de paridad sustantiva, no se ha logrado llegar a ese punto, toda vez que evidentemente nos percatamos que algunas mujeres que están accediendo a los espacios de decisión pública, sobre todo en los de elección popular sigue habiendo ese manipuleo atrás de ella por parte de quién es de alguna manera ejerciendo el patriarcado.
Ahora que empieza ya evidentemente un movimiento electoral el próximo año, es urgente y escuchar a las voces autorizadas no solamente en nuestro país, sino en los organismos internacionales que miden la efectividad de las normas y de las acciones, así como de las políticas públicas que permiten la inclusión de las mujeres en la vida pública y que de tal manera permiten o facilitan un mejoramiento en la vida económica de su entorno social, pues no nos engañemos, el entorno social próximo de la mujer es el primer impacto en donde aquellas reformas paritarias tendrían que estar teniendo resultados visibles.
Y nos dice el Banco Mundial que si bien es cierto que se avanzó en algunos temas de género como son las licencias de paternidad, a eliminar las restricciones al empleo de la mujer y exigir la igualdad salarial; sin embargo, “En todo el mundo, casi 2.400 millones de mujeres en edad de trabajar todavía no tienen los mismos derechos que tienen los hombres. La reducción de la brecha de género en empleo podría incrementar el producto interno bruto (PIB) per cápita a largo plazo en un promedio de casi un 20% en todos los países. Según estudios, se estima ganancias económicas globales entre USD 5 billones a USD 6 billones, si las mujeres iniciaran y ampliaran nuevos negocios al mismo ritmo que lo hacen los hombres” de la anterior conclusión podemos advertir que por lo menos en lo que México se refiere hace falta la transversalidad en las políticas públicas que permiten a las mujeres ya no sólo acceder a los cargos de elección popular, sino también a volverse parte de la acción productiva que mueve a México, pero hace falta revisar con seriedad los 8 aspectos que toca en su investigación el Banco Mundial, a saber: Movilidad, Trabajo, Remuneración, Matrimonio, Parentalidad, Empresariado, Activos y Jubilación; evidentemente falta mucho pero mucho por hacer en favor de la igualdad sustantiva para que las mujeres tengamos un real acceso a los derechos que nos tocan.