Hace apenas unos días tomó posesión como titular de la Secretaría de Gobierno, pero ya se notan la operatividad política del abogado Samuel Sotelo Salgado y los avances en la construcción de nuevos vasos comunicantes entre el Poder Ejecutivo y actores no muy acordes con las políticas emanadas desde Palacio de Gobierno, lo cual tuvo su origen, definitivamente, en el resultado electoral de 2018, pero además en la ausencia de un adecuado sistema de comunicación con todos, absolutamente todos los miembros de la sociedad morelense poseedores de cierto efecto multiplicador.
Sotelo Salgado los conoce muy bien, lo cual es benéfico para incrementar la funcionalidad, primero de la dependencia a su cargo, y después para evitar conflictos estériles con determinados grupos de presión, verbigracia el Congreso del estado. Hasta donde tengo entendido, gracias a la mediación del secretario de Gobierno (y al parecer además la de Víctor Mercado Salgado, secretario de Movilidad y Transporte, quien identifica a cualesquier número de integrantes de la política tlahuica) ya hubo un importante acercamiento de los dos grupos de diputados que se disputan el control del citado cuerpo colegiado, a fin de conseguir la anhelada unificación de esfuerzos en ese ámbito legislativo, así como la coordinación con la administración a cargo de Cuauhtémoc Blanco Bravo.
En el mismo marco de circunstancias se inserta la reunión sostenida por Samuel Sotelo Salgado con el alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, dos viejos conocidos en el mundo del Derecho, de la Judicatura, la procuración de justicia, de la abogacía, el litigio y, obviamente, la función pública. Son amigos, pues. Este encuentro pone fin a las ancestrales confrontaciones del gobernador y el presidente municipal capitalino en turno, provenientes desde los albores de la década de los años setenta. A las pruebas me remito. Esto significa un avance histórico que, indudablemente, será positivo para el desarrollo de Cuernavaca. Eso es lo realmente importante, no la grilla.
Y en otro contexto, el titular de la Comisión Estatal de Seguridad (CES), José Antonio Ortiz Guarneros, hace lo propio con algunos alcaldes y otros actores (verbigracia el diputado local del PRI, Roberto Yáñez Moreno), a fin de que el Mando Coordinado de Policía Morelos realmente lo sea a lo largo y ancho de la entidad. Tampoco debo omitir el trabajo desplegado por la nueva jefa de la Oficina de la Gubernatura, Mónica Boggio Tomasaz Merino, quien este miércoles se reunió con el gabinete legal y algunos mandos medios, a fin de hacerles saber que se acabaron la politiquería, el golpe bajo y las traiciones, para darle paso a una renovada funcionalidad orgánica del gobierno estatal. Etcétera, etcétera.
Aquí quiero referirme, aunque sea de manera apretada, a la negociación, sobre todo a la negociación en política, que mucho ha faltado en Morelos. Se trata de un proceso de comunicación voluntaria o forzosa entre dos partes cuyo objetivo es la satisfacción de sus respectivas necesidades mediante el diálogo y la conciliación de posiciones o intereses discrepantes. Sin embargo, muchas veces se tuercen o resquebrajan esos procesos ante la ausencia de vasos comunicantes, es decir operadores hábiles. Al menos en el Congreso local no existen esos operadores, sino personajes hostiles, beligerantes, con actitudes caciquiles.
Teóricamente, la negociación constituye, para los actores políticos, una herramienta fundamental si es que de manera legítima buscan evitar conflictos y/o resolverlos mediante acuerdos que propicien la igualdad y la predictibilidad, especialmente cuando se negocia en zonas de incertidumbre. Al respecto decía Winston Churchill:
“En política los tiempos son más importantes que en gramática.”
En el mismo tenor alguien acuñó la siguiente frase:
“Entre los grandes no se pelean, se ponen de acuerdo.”
Y en su libro “Todo es negociable” (Editorial Planeta, México, 1984), Herb Cohen escribió:
“¿Qué es la negociación? Es el uso de la información y el poder para afectar comportamientos dentro de un ‘remolino de tensiones’. Si se piensa en esta amplia definición, uno se da cuenta que de hecho se negocia todo el tiempo, tanto en el trabajo, como en la vida privada.”
Y según mi punto de vista, si las relaciones son continuas, la gente llegará a acuerdos mediante la cooperación creativa. Así de que estaremos atentos a cualquier coyuntura en Morelos y aquí lo comentaremos.