No están tan alejadas de la realidad las voces que sugieren la búsqueda de nuevos perfiles para construir una candidatura a gobernador rumbo a las elecciones del 2024. El desgaste que han sufrido quienes ya han sido mencionados o promocionados, en público o en privado, legal o ilegalmente, es cada vez mayor.
Por un lado, en el partido político oficial, Morena, las llamadas corcholatas presidenciales ya tienen confrontadas a sus huestes, viven una silenciosa guerra política, palpable entre las tribus que se esmeran por aplaudir y corear a donde quiera que se presenten. El aparato morenista, entre senadores, diputados federales y gobernadores ya echaron a andar mecanismos propagandísticos a fin de placear a los cuatro que se perfilan para ser de los principales contendientes en la encuesta. Están encarrerados.
La legalidad de sus actuaciones es cuestionada y estará bajo el escrutinio de los tribunales electorales. Sin embargo, cuentan con el consentimiento, la protección mediática y la presión política de su líder máximo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, por todos los medios a su alcance, buscará que no sean sancionados por las violaciones que han cometido a las leyes y las que vengan. Están haciendo todo, cobijados por la popularidad y el poder presidencial, para asegurar su triunfo, quede quien quede como candidato.
Pero, por otro lado, los morenistas locales, no pasan por circunstancias similares. Las que podríamos llamar “fichas locales”, tienen rasgos en común. Ocupan cargos públicos, sea en el estado o en la Federación, bien como representantes populares o como burócratas de alto nivel. Tienen también a sus seguidores y a sus grupos enfrentados, y sus guerras sucias, conforme el tiempo avanza, son de mayor intensidad.
En orden alfabético, y en términos generales, debido a su adscripción morenista: Juan Ángel Flores Bustamante, Margarita González Saravia, Víctor Mercado Salgado, Lucía Meza Guzmán, Rafael Reyes Reyes y Rabindranath Salazar Solorio son los más mencionados. Pero no dude que se apuntarán más, quizá no para ganar la candidatura, sino para, como dicen, caer parados, para negociar algo, lo que caiga, pues.
Habrá que hacer un análisis de la coyuntura y las posibilidades con que cuenta cada uno de ellos. Ya lo haremos la próxima semana. Por el momento, a diferencia de lo que sucede con las corcholatas nacionales, las fichas locales no cuentan con un López Obrador que promueva, contenga, proteja y rescate, sino con un Cuauhtémoc Blanco que, rebasado por su inexperiencia, falta de sensibilidad, tacto, está confrontado con todos los grupos que aspiran a poner a su candidata o candidato.
La rentabilidad electoral y las posibilidades de ser candidatas o candidatos competitivos, fichas competitivas por Morena, disminuye, en distinta medida, según cada caso, conforme se acercan los tiempos para la definición y, en lugar de que su exposición pública sume, se vean envueltos en escándalos, ya bien por su desempeño presente o porque revivan sus pecados políticos del pasado.
Y para iniciados
Ante tal confrontación y dificultades para lograr acuerdos entre los morenistas, las posibilidades de que se construya una candidatura, no sólo que surja de la sociedad y no de los partidos, sino que además sea capaz de aglutinar a las oposiciones, es una posibilidad que no debe descartarse y que podría crecer en los próximos meses.
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