¡NO ME APOYAN!

Por Irradia Noticias

Lo ha reiterado en varias conferencias de prensa mañaneras y este miércoles no fue la excepción. El presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó que entre más estudios tiene la gente y más preparada esté, menos apoya su proyecto. Para él, quienes se han quemado las pestañas para alcanzar licenciaturas y grados académicos más altos, así como las clases media y alta, son quienes más respaldan y creen las campañas en contra de su gobierno. Asimismo, ha reprochado que en Ciudad de México sea el lugar donde más se concentran las críticas debido “al bombardeo constante” de los medios de información. Etcétera, etcétera.

López Obrador pasó todo el mes de enero muy enojado. Un día sí y otro también arremete contra sus detractores, es decir critica severamente a quien se atreva a señalar, entre otros factores, hechos de corrupción de la 4T y el uso de dichas conferencias de prensa como instrumento propagandístico, alejado de lo que debería ser un ejercicio de información, transparencia y rendición de cuentas. Sin embargo, esa propaganda es la columna vertebral de la Cuarta Transformación, lo cual se demostró durante la más reciente ausencia del mandatario (por Covid-19) y la presencia del titular de la SEGOB, Adán Augusto López, en su representación. No es lo mismo, pues AMLO lleva más de tres años dirigiéndose a diario hacia su base electoral, a su clientela, a quienes son beneficiarios de tal o cual programa de bienestar, con su clásico discurso incendiario y separatista.

En este contexto es comprensible que los mexicanos con mayor preparación y educación no concuerden con su estilo personal de gobernar. Sus seguidores se encuentran en sectores de clase media baja y baja, con menor educación. Pero este tema tiene antecedentes y nos transfiere al proceso electoral de julio de 2018 y a los segmentos sociales de los votantes.

Las campañas de candidatos morenistas, verbigracia el actual presidente de la República, se enfocaron a generar un estado emocional y de persuasión entre los electores, buscando que les favoreciera el día de la jornada electoral. El voto emocional no tiene nada que ver con el sufragio razonado, cuyo fundamento son las propuestas e ideas de los contendientes y no las denostaciones o los discursos incendiarios e impugnativos. 

¿Por qué quienes tienen mayor preparación académica y mejor calidad educativa no apoyan a la Cuarta Transformación? Respecto a los factores por los cuales un ciudadano acude a votar tenemos que al recibir mayor educación se pasa de un voto emocional a un voto racional. Los jóvenes votantes son particularmente vulnerables a la influencia de los eventos históricos dentro del ambiente político, y que los viejos votantes reflejan cierta persistencia por sus orientaciones tempranas. 

Al tener una sociedad mucho más preparada, educativamente hablando, sugiere la instalación de un nuevo escenario político y social, donde los individuos logran incrementar el grado de racionalidad al momento de ejercer el derecho al voto, lo cual es un nuevo capítulo dentro de la historia democrática de cualquier nación. Siempre he sostenido que el voto emocional encumbró a López Obrador a la presidencia de la República.

Otra cosa es el “voto duro” de los principales partidos y el de los electores indecisos que, a veces, define hasta el último momento el destino de ciertos candidatos… si es que esos votantes deciden acudir a las urnas.

Finalmente mencionaré la variable impredecible del “me late por este o aquel”, o sea las corazonadas y fobias a partir de las campañas mediáticas. El elector emite su voto en cascada, por determinado logotipo, sin meditar en nada, más que recordando a quien le haya movido sus emociones, sin tener ninguna capacidad anticipatoria respecto a lo que es un proyecto de gobierno. Esos ciudadanos también engrosaron la clientela del multicitado político tabasqueño.

gcmemocinta@gmail.com

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